Con la frente bien alta
y el pecho descubierto,
reemprendo mi camino
por el campo abierto.
Pisando fuerte y defendiendo
la verdad, el amor y la belleza,
la alegría y el contento
en un mundo de fealdad y tristeza,
en la mentira y el desamor viviendo.
Hablando, riendo y amando.
La vida autentica defendiendo
por un mundo verdadero
lejano y cercano aún tiempo.