El cariño y la ternura,
el ardor y la pasión
calman siempre la amargura
con el cáliz de emoción
del alma que lo procura.
Se aleja así la negrura
y deja llegar la frescura
con una gran atracción
ofreciendo la ocasión
de la pequeña diablura
que en mi corazón perdura.
Una vida de luz y blancura,
con sonrisas de amor y dulzura
evitarán siempre la amargura
de quien la felicidad procura.
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