Llueve sobre las almas hundidas,
ingrávido sostén de ideas perdidas.
Llueve
y gotean las húmedas flores
de imposibles amaneceres.
Tristes y pobres placeres
de brumas y leves colores.
Llueve
sobre la ideas sin rumbo sentidas,
sobre abiertas y cerradas heridas,
sobre mortecinos y antiguos amores,
sobre recientes y duros dolores.
Llueve
y su húmedo frescor
me inunda de melancolía
en un mundo sin rigor
largo y corto cada día.
Llueve…
y no se nada, ni siento nada,
sólo la lluvia en mis entrañas…