Caminando por la planicie extensa
oteaba sin cesar el horizonte.
Mirando desde lo alto de un monte,
buscaba encontrar una vida intensa.
Miraba a lo lejos, lejos sin cesar,
olvidando lo que tenía cerca,
de la manera constante y terca
de quien así deja lo demás pasar.
Y así dejó pasar su larga vida
mirando lo que a lo lejos no veía
sin la caricia cercana sentida.
¡Por ninguno de sus ojos sentía
la que a lo lejos quedaba perdida
ni la que tan cercano se movía!
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