Sí. Vivimos en una dictadura; en la dictadura de lo «políticamente correcto»; bajo la dictadura de los medios de comunicación.
Medios de TV como la Sexta que someten a un acoso continuo a aquellos que no se amoldan a su pensamiento, medios que explotan las pasiones con el fin de aumentar su audiencia. Es lamentable ver cómo no les importa el hundimiento de España mientras consigan audiencia, mientras ganen dinero. Tenemos un oligopolio televisivo controlado al final por empresas foráneas cuya codicia financiera marca los comportamientos de sus gestores. Medios de comunicación que basan su acción en el acoso y derribo y el linchamiento de las personas.
Grupos de comunicación guiados por la codicia a los que no importa contribuir al odio, fomentar la crispación y jalear a los líderes de la extrema izquierda y el radicalismo con tal de ganar audiencia y forrarse. Y gestores de la publicidad para los que no importan los valores y contratan ciegamente con las cadenas de mayor audiencia independientemente de su comportamiento.
Nuestra sociedad está enferma devorada por la codicia, el odio y el rencor, mientras los indolentes pasan de preocuparse más que de sí mismos y, ocasionalmente por los «negritos de África».
¿Hasta cuando?
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Interesante. La solución a la situación que vivimos pasa por la traparencia y la libertad. La prudencia y la discreción son virtudes pero cuando son infectadas por el virus del miedo se convierten en resignación que es la antesala de la esclavitud. Expresar libremente nuestras ideas y pensamientos es lo que hace al ser humano importante a nivel individual y permite el progreso en general. Cuando a una persona le decimos «gorda» podemos ser políticamente incorrectos y poco diplomáticos. Puede ser que nos ganemos un enemigo. Pero decimos la verdad y somos trasparentes. Y lo que es más importante podemos ayudar a que esa persona adelgace y viva más sana. Es, en mi opinión, esa trasparencia y libertad la que ha hecho que un personaje como Donald Trump sea Presidente de USA. Reflexionemos como hace Ignacio Para para saber que la verdad no esta reñida con la buena educación y que la retórica y el silencio en muchos casos encubren la mediocridad.