Sonidos sin palabras,
suspiros de añoranza
y felicidad.
Pasiones realizadas
y emociones desatadas
con claridad.
Sonidos sentidos
en el fondo del alma.
Sonidos vividos
en el placer de la calma.
Ratitos de amor y placer
con música al atardecer
en que la belleza entra a raudales
hasta el fondo del alma.
Una placentera ensoñación
que nos transporta a la ingravidez
de un momento suspendido
en el tiempo y en el espacio,
flotando dentro y fuera del cuerpo,
alimentando el espíritu de energía
y de sabiduría sin palabras…
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