Hoy cumpliré sesenta y nueve años; en un año abandonaré la decada de los sesenta, así que de ahora en adelante solo pienso cumplir setenta años o más; tal vez ochenta, o noventa, ya veremos.
Es un momento de dar gracias. Gracias a mi mujer María Jesús, queridísima, gracias por dedicarme tu vida; gracias a mis hijos por hacerme sentir orgulloso de ellos y de sus mujeres, gracias a ellas, a mis nietas que me proporcionan sentimientos de ternura y alegría. Gracias a todos mis queridos amigos, que afortunadamente cada día sois más, gracias a aquellos que me leen y me escuchan, gracias a todos con los que cada día me cruzo una sonrisa, gracias a aquellos que me toleran con mis imperfecciones y las comprenden.
La vida que se me presenta ahora es apasionante, con muchos retos que afrontar e ideas que desarrollar. Con fuerza, con ilusión, con pasión. ¡Tengo tanto que hacer…! Pero no os lo voy a anticipar, ya lo veréis.
Sigo con mi propósito enunciado el año pasado. Este año seguirá siendo un año de arrepentimiento, de perdón, de amor y de trabajo para tratar de conseguir que sea mi mejor año y el mejor año de todos los que me rodean.
¡Hasta el año que viene!
Gracias…