Cualquier país puede construir grandes rascacielos, puentes, viaductos y un sinfín de edificaciones modernas. Pero no puede construir Castillos, Monasterios, Acueductos, Iglesias, Catedrales, Claustros, Palacios, Casonas Nobiliarias, Torres, Murallas, Pueblos Medievales, Artesonados, Retablos, Pinturas, Frescos, Esculturas, Templos y restos de la Antigüedad, de la Edad Media, y de nuestra historia hasta el siglo XX. Edificios, estatuas y pinturas de los estilos íbero, celta, clásico romano, romano-cristiano, visigodo, mozárabe, románico, gótico, plateresco, renacentista, barroco, herreriano, neoclásico, historicista, modernista y neogótico… son irremplazables. Todos auténticos. Cualquier país podría reproducirlos, pero serían vulgares copias; no serían auténticos. Es lo que pasa también con las copias de las pinturas, son falsas.
Cualquier país puede construir grandes y lujosos hoteles y playas. Ahí tenemos las de Dubái o las de los Emiratos Árabes o Singatur o Shangai, por ejemplo. Pero no pueden tener la riqueza histórico-artística que tenemos en España.
El patrimonio histórico arquitectónica de España es de una riqueza enorme, es numerosísimo, a pesar del expolio francés durante la guerra de la independencia y del expolio de las desafortunadas leyes de desamortización del siglo XIX, especialmente la de Mendizabal. Pero una gran parte del mismo está en ruinas. La lista roja de Bienes de Interés Cultural (BIC) es enorme. Y están en la Lista Roja porque están en peligro de desaparecer. Pero hay muchos mas que no están incluidos y que están también en ruinas.
España tiene que tomar conciencia que uno de sus valores más importantes, si no el que más, es su patrimonio arquitectónico histórico artístico. El Gobierno del Estado y los Gobiernos de las Comunidades Autónomas, las Diputaciones y los Ayuntamientos tienen que tomar conciencia de su responsabilidad. Tanto el Gobierno como las Comunidades Autónomas deben dejar de malgastar dinero publico en causas u cosas vanales y priorizar su uso para el mantenimiento y recuperación de este patrimonio, porque si no lo hacen desaparecerá. Y luego será imposible recuperarlo. Lo habremos perdido de manera irremediable.
Hay que concienciar a la gente y a los políticos la enorme responsabilidad que contraen con su patria para conservarlos, restaurarlos con acierto y ponerlos en valor tanto ante los españoles como internacionalmente.
El patrimonio arquitectónico histórico artístico es un gran Activo de nuestro país del que hemos de sentirnos orgullosos y cada vez será un elemento más atractivo para atraer a un turismo internacional procedente de países que carecen del mismo. Nuestro país depende y dependerá aun más, del turismo internacional, cada vez más competitivo y fundamentalmente cultural, y debemos prepararnos para ello poniendo en valor aquello que, de demorarlo, se arruinará.