El desarrollo de la inteligencia artificial (IA) va inundar todos los actos de nuestra vida. En la investigación científica, en las finanzas, en los negocios, en la educación y el aprendizaje, en la industria, en los servicios y, por supuesto, en la sanidad.
Será imprescindible su utilización para el seguimiento epidemiológico, para la gestión de la salud pública, para la gestión de los hospitales, la gestión de los pacientes, y, de manera individualizada para la promoción de la salud de la población, el diagnóstico precoz y para la realización de la actividad asistencial y clínica.
La inteligencia artificial, junto al el tratamiento de enormes fuentes de datos (Big Data) se convertirá en la herramienta básica para la creación de nuevos fármacos y de nuevos tratamientos terapéuticos.
Todo esto está empezando a ser posible gracias al colosal desarrollo de la capacidad de procesamiento y almacenamiento de los datos con grandes sistemas de computación, hace solo unos años impensables, y al enorme desarrollo de las comunicaciones y trasferencia de datos, que permite almacenar ingentes cantidades de datos y transferirlos casi instantáneamente desde puntos diversos y tratarlos en un tiempo récord.
Gracias a estas capacidades, hemos sido capaces de desarrollar algoritmos para la interpretación y el tratamiento de los datos, de manera que se puedan leer textos e interpretarlos, aunque no estén estructurados, para que nos ofrezcan los resultados deseados. Hemos incorporado inteligencia artificial mediante una trasferencia del conocimiento de negocio y su tratamiento través de los algoritmos. Y, es más, hemos introducido algoritmos para que se puedan interpretar los resultados y aprender en base a los mismos, el llamado Machine Learning.
El mundo de la medicina está empezado a ser y será uno de los grandes beneficiarios de la Inteligencia Artificial (AI). Diariamente se produce un número ingente de publicaciones resultado de investigaciones médicas, imposible leer en una vida todo lo publicado en un día, pero que un sistema inteligente es capaz de leer, interpretar, comparar, depurar, validar y obtener resultados en tiempo récord.
Pero el resultado más espectacular tal vez será en el apoyo a los profesionales sanitarios durante el desarrollo de su práctica clínica, tanto en la determinación del diagnóstico, como en la del tratamiento, la prescripción terapéutica, su aplicación, cuidados y seguimiento del paciente. Y toda la información resultante de toda la actividad sanitaria y clínica se volcará al Big Data para alimentar al sistema y mejorarlo.
¿Cuándo estará el uso corriente de la IA entre nosotros? La consultora estadounidense Gartner predice que para el año 2020 el 85% de la interacción con los clientes será gestionada por IA y, en conjunto, se estima que el mercado de la IA pueda llegar a representar 127.000 millones de dólares en 2025, cifra muy superior a los 2.000 millones de 2015. Esperemos que todo sea para bien.
Esta tecnología se está empezando a introducir a la robótica y, como no, la robótica quirúrgica y a los equipos de radiología y de medicina nuclear de manera que las propias máquinas nos permitan definir, en muchos casos ofreciéndonos la ayuda de la realidad aumentada, RA, el diagnóstico, los procedimientos y la terapéutica aplicada con la mayor seguridad.
El uso de Big Data combinado con la IA será determinante para la gestión sanitaria de base poblacional, referente a la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y el diagnóstico precoz, aspectos vitales para conseguir los ahorros en costes y conseguir mejores resultados en salud. Esto conseguirá que el alargamiento de la vida sea un alargamiento saludable que permita también un alargamiento de la actividad económica y social de las personas.
También el tratamiento de la ingente cantidad de datos que contienen las historias clínicas de los servicios de salud de las CC.AA. y de los grupos sanitarios privados son una gran oportunidad para su tratamiento en proyectos de investigación y en el conocimiento de la actividad sanitaria, de los resultados en salud, permitiéndonos mejorar para sr mas eficientes y eficaces.
Los límites no los sabemos. La progresión, salvo catástrofes, será cada vez más acelerada. Los beneficios y los perjuicios puedes ser enormes, depende del uso que hagamos de ello: Si lo usamos para el bien o para el mal, para sanar y mejorar al hombre o para esclavizarlo. En nuestras manos está.