El impacto económico de la Sanidad

La Sanidad es siempre un tema de gran impacto tanto económico como social. El estado de salud es un indicador fundamental del bienestar social y condición imprescindible para el desarrollo económico de un país. Por otra parte, la Sanidad es un importante motor de creación de riqueza y empleo sostenible y la cobertura universal es también un importante elemento redistributivo de la renta. De este modo, las partidas de gasto sanitario son las más grandes, con diferencia, de los presupuestos de cada Comunidad, una media de casi el 40% y, si excluimos el gasto en educación, el 65%, siendo el sector sanitario uno de los que tienen un crecimiento más dinámico, creciendo más que el PIB.

El gasto sanitario total alcanzó en España 97.600 millones de euros en 2008, lo que representa un 9,0% del PIB del que alrededor del 75% corresponde al sector público. La sanidad emplea en España a más de 600.000 trabajadores de forma directa, aproximadamente un 3% de toda la población ocupada en nuestro país. En muchas localidades y provincias, el sistema de salud (el hospital) es la principal empresa y el principal empleador.  Además, según datos de la OCDE, el conjunto del sector socio-sanitario emplea en España 1,3 millones de personas (el 6,2% del empleo total).

El avance representado por la economía, la tecnología y la medicina y el esfuerzo desarrollado por los Estados en la promoción de la higiene y la salud, han logrado un alargamiento de la esperanza de vida (y de vida útil) que, en el caso de España, se sitúa en una de las más altas del mundo. Pero además, los avances médicos tecnológicos y biofarmacológicos están permitiendo que, enfermedades mortales, como el sida, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, se cronifiquen, remitan e, incluso, se curen.

El estado de salud de la población, los programas de promoción y prevención, la calidad de la asistencia, tanto primaria como especializada, el nivel de inversión en investigación, son criterios fundamentales en la medición del Bienestar Social de una comunidad.

La inversión en salud es la más rentable para un país. El nivel de salud y calidad de vida de un país está en relación directa con su prosperidad económica y social. Un país sano física y psíquicamente, es necesariamente un país próspero y feliz.

El sector sanitario es el responsable de uno de los servicios públicos con un crecimiento más dinámico, y con mayores exigencias futuras de recursos públicos. Dichos recursos son necesarios para dar respuesta a las mayores exigencias por parte de los ciudadanos, cada vez más informados, que demandan mayor número de servicios y de mayor calidad.

Las progresivas necesidades de atención de la tercera edad y la mayor demanda derivada de los procesos intensivos y las nuevas tecnologías suponen un reto para los responsables de la planificación del gasto sanitario.

La inquietud que despierta la cuantía y el dinamismo del gasto de sanidad puede verse mitigada si se analizan los efectos positivos que un gasto en sanidad bien gestionado ejerce sobre la economía en su conjunto, bien a través de los efectos multiplicadores que provoca sobre otros sectores de actividad, o bien actuando como factor estratégico para la creación de empleo y para el mantenimiento de la demanda, sin olvidar el innegable efecto redistributivo sobre las rentas familiares comentado anteriormente.

La atención sanitaria es a menudo el empresario más grande en una sociedad desarrollada y por lo tanto un dinamizador importante para el desarrollo social y económico. La atención sanitaria y los servicios humanos afrontan retos clave ayudando a promover y sostener la calidad de la atención sanitaria. De hecho, la creación de trabajo sostenible y la creación de riqueza son las bases sobre las cuales se construyen todos los demás servicios locales del sector de la atención sanitaria.

En este contexto, resulta interesante para las administraciones públicas estimar el impacto económico del gasto e inversión en Sanidad, medido en términos de PIB, empleo y generación de ingresos para las Haciendas Públicas.

El conocimiento de los flujos económicos, los efectos multiplicadores y los sectores más beneficiados es una información valiosa para los responsables del gasto público en Sanidad, que pueden valorar cuáles de sus actividades tienen mayor impacto en términos cuantitativos, permitiendo de esta forma mejorar la gestión y planificación de la inversión de este sector.

El análisis del impacto económico asociado al gasto e inversión en Sanidad,  debe contemplar todos los ámbitos de actuación de la Sanidad, tanto la asistencia primaria y especializada como la salud pública, la docencia y formación y la investigación. Resulta importante también incluir en el análisis el impacto generado por el gasto realizado por pacientes y familiares en conceptos como transporte, hostelería, etc., como consecuencia de su estancia o visita a un centro sanitario. 

El análisis debe contemplar no sólo el gasto inducido por el sistema sanitario público sino considerar también el gasto derivado de la sanidad privada, o incluso ampliar el enfoque a otros sectores relacionados, analizando la actividad entorno a la salud como motor de desarrollo económico.

El impacto económico total comprende tanto el impacto directo derivado del gasto e inversión que realizan los diversos agentes relacionados con el sistema sanitario público y privado; como el indirecto, que agrupa el montante económico de los consumos intermedios que se producen como consecuencia de la realización del gasto/inversión.

El Efecto Total o Impacto Económico es el resultado de sumar los efectos directos e indirectos, y se mide en dos agregados económicos: PIB y Empleo. A partir del impacto calculado en los agregados macroeconómicos, se puede calcular la generación de ingresos para la Hacienda Pública en concepto de IVA, Impuesto de Sociedades e IRPF. Asimismo, es posible estimar el impacto económico generado por la actividad fuera de la región analizada, en términos de PIB, empleo y generación de ingresos para Hacienda. Conjuntamente, es posible valorar otros impactos de carácter cualitativo relacionados con el bienestar social y el estado de salud de la población.

La estabilidad futura del gasto sanitario en relación con el PIB dependerá tanto del control del gasto como de la capacidad de la economía para generar recursos a través del empleo y la productividad. En este sentido, es fundamental conseguir un crecimiento económico sostenido para que los recursos necesarios para la sanidad pública sigan afluyendo al ritmo adecuado.

Por ello, es necesario que los responsables políticos de las administraciones públicas tengan en cuenta que los necesarios recortes para contener el déficit público han de hacerse sin destruir el tejido productivo. Los recortes por tanto deben hacerse sobre actividades administrativas y no sobre las productivas con el fin de no entrar en el círculo vicioso de recortes, disminución de la actividad económica, disminución de impuestos, más déficit, etc.

El Estado, cuando interviene en la economía como agente productor de bienes y servicios, es el principal causante de este círculo vicioso al fijar sus recortes principalmente en las organizaciones productivas y, lo que es peor, con repercusión directa en las empresas con las que se relaciona.

Si no somos capaces de crear riqueza y de no destruir sino transformar el tejido empresarial, nos instalaremos en un proceso de recesión permanente. Es necesario trabajar para pasar de este círculo vicioso a uno virtuoso.

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