Hay multitud de interpretaciones sobre la imagen de Dios por parte de filósofos y teólogos tanto del judaísmo como del cristianismo. Sin embargo, en el cristianismo sí hay una coincidencia en que Jesucristo es la imagen de Dios. Pero ¿Y el hombre sea varón o mujer?
En el credo Niceno-Constantinopolitano y posteriormente en el concilio de Calcedonia se afirma que Jesucristo posee dos naturalezas, la divina y la humana, unidas en una misma persona, Jesucristo. Esto es dogma de fe en las iglesias católicas apostólicas, tanto la romana como las ortodoxas. Y admitido tanto en la Iglesia anglicana como en la mayoría de las iglesias protestantes.
De acuerdo con esto, Jesucristo por tanto sufrió y disfrutó al igual que cualquier otro ser humano aun sin dejar de ser nunca Dios. Cuando murió, murió con él su naturaleza humana, nunca la divina pues Dios es eterno e inmortal.
Por ello, cuando Jesucristo resucitó, resucitó en carne y hueso y en carne y hueso subió a los cielos, con su naturaleza divina y humana. Y allí está siendo uno con Dios, de manera que la naturaleza humana está junto a Dios, forma parte de Dios.
Jesucristo, en cuanto que es hombre tiene naturaleza humana y en cuanto que es Dios, divina, pero es uno e indivisible. De esta manera Dios puede sentir a través de Jesucristo los sentimientos del hombre y puede, de esta manera, sufrir y gozar en función de los actos del hombre y de la humanidad.
No sabemos por qué la Biblia dice que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. Entiendo que esto significa que Dios hizo al hombre con conciencia de sí mismo y capacidad de raciocinio, libre para actuar conforme a su conciencia, pudiendo hacer el bien o el mal de acuerdo con su voluntad. Pero no sabemos qué es lo que exactamente esto significa: “Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza” “hombre y mujer les hizo”.
¿En qué consiste la semejanza? Un misterio que hasta ahora ningún filósofo o teólogo ha podido desentrañar.