A la pequeña virgencita de la ermita (Soneto)

Virgencita de bellos tirabuzones,
madrecita que me miras con amor,
que mueves al amor los corazones,
atiende a mi alegría y mi dolor.

No tengas en cuenta mis tropezones
y escucha lo que te pido por favor
y de mi pesar atiende las razones
rogando a nuestro Padre con fervor.

Tu eres mi refugio y mi consuelo,
mi muy querida y linda madrecita,
cuando miro a las alturas desde el suelo.

Mi pequeña y preciosa virgencita,
guárdame y cuídame desde el cielo
hasta que llegue la hora de la cita.
.

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