A nada le tengo miedo,
nada me da temor,
ni espanto, ni pavor,
pánico o consternación,
Nada angustia me genera
y aguardo con tranquilidad
que llegue lo que me espera.
Ante atrocidades y brutalidad,
ante la ignominia y la crueldad,
ante el engaño y la mentira,
solo siento desprecio y repulsión,
rechazo, repugnancia y aversión.
¡Y a veces también feroz ira!
.