En Argentina lloran
y en Castilla añoran
pero solo en Galicia
se sentía saudade.
Oyendo golpear la lluvia
azotando los cristales,
viendo el verde y el gris
plomizo de aquella tarde
tras la húmeda ventana
mientras el hogar arde
con olor a vieja madera.
Tengo saudade leyendo
Sonata de Otoño en la tarde
y añoro aquello sintiendo
a Valle Inclán admirable.
La Saudade y la añoranza
son sombras de felicidad
que inundan el corazón.