El azul clarea entre las nubes.
El sol cae tímidamente
sobre las copas de los árboles,
pero el viento arrecia nuevamente:
El frío del incipiente invierno,
prevalece.
El sol ataca de nuevo, sube
y baja por entre los montes.
El verde fuerte de los pinos se ilumina
sobre el gris de los abetos y las encinas.
La luz se abre paso, camina y…
desfallece.
Las nubes se abren sólo un poco;
el azul por fin ya aparece.
Pálido todavía, amanece,
mientas a lo lejos el cielo
se ennegrece.
Brillantes colores, claroscuros,
calores y fríos en los muros,
ansias y amores que aparecen
tristes y bellos,
ya perecen.