Para poder hacernos un juicio más acertado de los problemas cotidianos que se nos presentan en nuestro país, me parece oportuno hacer una recapitulación de los nuevos parámetros mundiales ante los que nos encontramos. Volvamos a pensar en ellos para hacernos una idea mejor del contexto en el que nos movemos.
Uno de los elementos más importantes es el que supuso, y supone, el hundimiento de los regímenes comunistas, la desaparición del telón de acero y la caída del Muro de Berlín y reunificación alemana; que esto no supone el triunfo del capitalismo, no, sino el fracaso de unos regímenes totalitarios anclados en la dictadura y el totalitarismo.
Otro aspecto importante es el desarrollo de la Unión Europea con la incorporación de los países del este y la aparición del Euro. Sin embargo, siendo un desarrollo importante en número de países, es un desarrollo débil en cuanto a cohesión política y ciudadana.
Quizás el aspecto más determinante sea la globalización de las relaciones de los ciudadanos, organizaciones y empresas de todo el mundo, la liberalización de los mercados y el aumento importante de la competitividad de países tercermundistas y, fundamentalmente la competitividad de países emergentes. Esto ha venido provocado en gran parte por el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, por el desarrollo de Internet, la telefonía móvil y la televisión vía satélite (parabólica)
El rápido desarrollo económico de países emergentes como China, Brasil y la India supone un reto para nuestras economías y un reto para el desarrollo político democrático y cultural de estos países.
No nos podemos olvidar de la innovación y el desarrollo tecnológico, fundamentalmente biotecnológico, en áreas tales como la biogenética y la biología molecular, que están suponiendo una auténtica revolución en los sectores médico y alimentario.
Otro de los hechos más importantes, tal vez el hecho político más relevante después del hundimiento de los regímenes comunistas sea el desarrollo del fundamentalismo islámico, con la identificación político-religiosa, la predicación de la Guerra Santa o Yihad contra las naciones de tradición cristiana y el terrorismo como medio de actuación.
Simultáneamente se están desarrollando nacionalismos, tanto en regiones de los países desarrollados, como mediante nuevas dictaduras Indigenistas y neocomunistas en algunos países latinoamericanos.
Es también importante poner de manifiesto el desarrollo armamentístico y de destrucción masiva nuclear y biotecnológica y la disponibilidad de estas armas por países y grupos extremistas e incontrolados.
La Crisis económica mundial, motivada fundamentalmente por la especulación y favorecida por las tecnologías de la comunicación y la Información y la globalización de la economía, se ha dado lugar ante la falta de reglamentación en estos aspectos nuevos y novedosos. No es una crisis del capitalismo o, mejor dicho, de la economía y libertad de mercado, sino todo lo contrario, ha sido una crisis motivada por la ausencia de regulaciones internacionales y nacionales que garantizaran esta libertad, garantizando la claridad del mercado, uno de los principios fundamentales del mercado de competencia.
A esto hay que sumar la crisis ideológica en los países desarrollados, marcada por la secularización y laicismo, el relativismo de los valores y las ideas propias, el fomento del abortismo y de la baja natalidad y el alargamiento de la vida con el consiguiente envejecimiento de la población.
En estos países se está generando un acaparamiento de todos los poderes por la clase política, en un claro envejecimiento de los modelos democráticos occidentales.
Si deseamos que el mundo progrese, que el ser humano se desarrolle, que el conocimiento de expanda, que cada vez haya más salud y bienestar económico y social para el hombre, que el mundo sea más justo y feliz, debemos buscar alternativas. Debemos
encontrar nuevos modelos, nuevas ilusiones y nuevas propuestas que ofrecer a aquellos países y a aquellas personas que se dejan llevar por el fatalismo o por el fundamentalismo irracional. Modelos que valoren la justicia, el esfuerzo, la audacia, la fortaleza, el conocimiento y la verdad, buscando la salud, la belleza, el amor y el bienestar general de nuestra sociedad y de todos los hombres. Pero modelos que también sepan defenderse sin ninguna debilidad, de manera decidida y absoluta de los ataques y agresiones de fundamentalistas y opresores de cualquier naturaleza e índole.