Dios nos hizo libres para valorarnos o despreciarnos, para amarnos u odiarnos, para desarrollar nuestras capacidades o para embrutecernos. A nosotros mismos y a los demás, pues nos realizamos y existimos en la medida en que otros seres libres como nosotros conocen y aprecian lo que hacemos. Sin los demás en libertad no somos nada.
De qué sirve un escritor sin lectores? De qué sirve que te lean si no lo hacen libremente? De qué sirve el amor sin el ser amado?
Dios nos hizo libres para desarrollar nuestra virtud, para apreciar y desarrollar la belleza, o no. Podemos desarrollar nuestra virtud o nuestra maldad.
Dios nos hizo libres para desarrollar nuestra libertad o nuestro sometimiento…