Siempre hemos entendido por talento la capacidad de una persona para hacer una determinada cosa de manera satisfactoria o sobresaliente. Siempre hemos dicho: “fulanito tiene mucho talento para tocar el piano”, o para las matemáticas, o para escribir o para dominar cualquier otra materia o profesión.
Todas las personas contamos con un talento potencial para el desarrollo de ciertas habilidades. El caso en desarrollarlas. Hacer que ese potencial se pueda manifestar y, por tanto, facilitar e impulsar el desarrollo de esa habilidad o habilidades potenciales.
El talento en la sociedad
Las personas con talento están en la sociedad, en todos sus estamentos. Como decíamos, todas las personas tienen un talento potencial. Lo que hay que hacer es crear situaciones que estimulen el desarrollo de ese talento. Para ello es necesario crear entornos de libertad que permitan el desarrollo de la competencia y la defiendan, fomentando el tesón, la confianza y la ilusión, así como el reconocimiento de la individualidad y la particularidad.
Lo que tenemos que lograr es que la sociedad valore y premie a las personas que desarrollan su talento. El talento está en el desarrollo de sus capacidades y también de su inteligencia emocional y de su inteligencia espiritual.
Para que el talento se desarrolle en una sociedad es necesario que la iniciativa, la creatividad, la innovación, la constancia, el trabajo, la superación de las limitaciones de uno mismo y el conocimiento sean valorados por la misma sociedad y se establezca un contexto social que premie el desarrollo de esos valores. Debe promoverse una opinión pública de reconocimiento de estos valores y virtudes, asociándolas al mérito del éxito y al premio al esfuerzo, fomentándolas en todos los entornos, en la sociedad, en la familia, en la escuela, en la universidad, en el trabajo y en la empresa.
El talento en la enseñanza
Lo que ocurre en la enseñanza es un reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Por ello, si no existe una opinión pública que defienda y valore las virtudes antes expuestas, no será posible o lo será muy difícilmente, que estos valores se apliquen y desarrollen en el entorno de la enseñanza.
Los Colegios y las Universidades han de gestionarse en un nuevo modelo de relación en el que exista libertad de elección de centro por las familias y los alumnos, así como transparencia en cuanto a recursos, actividades y resultados, creando las condiciones que permitan la competitividad entre centros y la autogestión de los mismos incluyendo la definición de los procesos de selección de estudiantes.
Para poder garantizar esta competitividad, es necesaria la intervención de un ente regulador, independiente del político de turno, que autorice la creación de nuevos centros, estableciendo las condiciones necesarias para asegurar su viabilidad económica y docente y auditando el cumplimiento de las condiciones, así como proporcionando un sistema informacional que permita conocer la actividad y los resultados alcanzados por los centros, elaborando un ranking que permita saber los mejores en cada uno de los aspectos que se definan.
El sistema de enseñanza debe asentarse sobre la base del desarrollo de las capacidades de las personas, que deben de detentarse ya en la enseñanza primaria, para luego desarrollarse en la secundaria y después en la profesional o en la universitaria. No tenemos un sistema de detección de las capacidades ni tampoco un sistema orientado a su desarrollo. Todos los alumnos se miden igual, se tratan igual, tienen las mismas asignaturas y se tratan con la misma intensidad. Necesitamos desarrollar una enseñanza más personalizada y más exigente.
Posteriormente, los sistemas de selección para el acceso a profesiones universitarias o para el acceso a las profesiones públicas, (notario, juez, funcionario, médico, militar…) son criterios de oposición, en los que fundamentalmente se aplica la capacidad de memorizar que el aspirante tiene o tuvo, no las capacidades, actitudes y aptitudes para desempeñar una profesión determinada. Son criterios simplistas y desafortunados que conllevan una muy poco eficiente asignación del talento, de las capacidades y habilidades, a las profesiones a desarrollar. Estos sistemas simplistas suponen un derroche del talento potencial de nuestros ciudadanos. Necesitamos desarrollar entornos de libertad y criterios de selección específicos que contemplen el conjunto de habilidades y actitudes necesarias para estudiar una profesión o desempeñar un cargo.
Un prestigioso diplomático finlandés, al que le preguntaron durante una cena cómo había llegado a ejercer su profesión, contestaba: “Quería ser maestro, pero no logré superar los exámenes de entrada y terminé siendo diplomático.”
El talento en la empresa
En los últimos años está de moda en las empresas hablar del talento, de la importancia de atraer el talento a las empresas y de la importancia de desarrollarlo y retenerlo, como un elemento indiscutible de competitividad y necesario para el desarrollo exitoso de la empresa y el cumplimiento de sus fines y objetivos. Esto es muy difícil de conseguir en muchas de las grandes corporaciones que, a pesar de pregonarlo intensamente, están muy burocratizadas, tensionadas por su cotización bursátil y con dimensiones no humanas. El talento se desarrolla sobre la base de las capacidades y conocimiento de la persona y del conocimiento que de estas tienen las personas que le rodean. Por ello es más fácil su desarrollo en entornos más pequeños con dimensiones más humanas, donde ese conocimiento pueda fluir y conocerse por otros y donde el trabajo en equipo pueda desarrollarse mejor.
Estas son las recetas para el desarrollo del talento en una sociedad: Libertad, competitividad, evitar situaciones monopolísticas u oligopolísticas, evitar los cargos de por vida y premios por antigüedad o los blindajes desproporcionados, valorar y premiar el éxito y el esfuerzo y, al tiempo, respetar virtudes tales como la verdad, la trasparencia, la ilusión y la alegría por lo bien hecho.
Valiente, claro y cierto. Ojalá te escuche este país, Ignacio, Gracias,
BIEN..!!!! Si todos trabajaramos tan profesionalmente y nos tomaramos lo que hacemos asi, otro gallo nos cantaria. Bien por ti. Por eso nos encanta tu trabajo.
Que cierto!!! muchas gracias, me ha encantado.
Efectivamente, estoy totalmente de acuerdo contigo, pero desgraciadamente se valora todo lo contrario. Aquellos que no han desarrollado talento alguno, impiden el que otros puedan desarrollarlo, asi dominan la sociedad y coartan la libertad individual, que es la verdadera libertad. Gracias por este articulo y espero que llege a mucha gente.