Está de moda el termino de humanización de la medicina. Los políticos han incorporado esta palabra a diferentes direcciones generales de las Consejerías de Sanidad. Tal es el caso de la DG de Humanización y Atención Sociosanitaria en Castilla La Mancha, la DG de Humanización, Atención y Seguridad del Paciente en la Comunidad de Madrid, la DG de Asistencia Sanitaria y Humanización de Castilla y León, la DG de Cuidados y Humanización de Aragón, la DG de Humanización, Planificación, Coordinación y Cuidados, y un largo etcétera. También se han creado fundaciones, institutos y congresos de humanización. ¿pero todo el mundo está de acuerdo en que consiste esto? Creo que se confunde el humanismo con el humanitarismo o la humanización, aunque deriven de la misma raíz: Humano. Y sin humanismo, la humanización pierde su sentido verdadero y podría asimilarse a la conmiseración, a la compasión. Y el humanitarismo es mucho más que eso. Además, ¿El humanismo y la humanización no deberían estar en todos los ámbitos de la asistencia sanitaria?
El humanismo surgió como un movimiento cultural e intelectual durante el Renacimiento, representando un cambio radical en la forma en que se concebía al ser humano y su lugar en el mundo. En contraste con el pensamiento medieval, donde la vida estaba centrada en lo divino y la salvación, el humanismo puso al ser humano en el centro del universo, destacando su potencial, su dignidad y su capacidad para razonar y crear.
Durante la Edad Media, el conocimiento estaba dominado por la teología y la filosofía escolástica, con la Iglesia como la principal autoridad en cuestiones de saber. La vida terrenal era vista como un tránsito hacia la vida eterna, y la existencia humana se interpretaba principalmente a través de un prisma religioso. La educación y la cultura se centraban en la preparación para la vida después de la muerte, con un fuerte énfasis en la doctrina religiosa.
El humanismo, sin embargo, trajo consigo una revalorización de la vida terrenal y de las capacidades humanas. Inspirado por los textos clásicos de Grecia y Roma, el humanismo promovió el estudio de las humanidades: literatura, filosofía, historia, música y arte. La idea central era que, mediante el conocimiento y la educación, los individuos podían alcanzar su máximo potencial y contribuir al mejoramiento de la sociedad. Este enfoque secular no implicaba un rechazo de la religión, sino un reconocimiento del valor intrínseco del ser humano y de su vida en la Tierra.
Este cambio de perspectiva tuvo un impacto profundo en diversas áreas del conocimiento, incluida la medicina. El humanismo en medicina se centra en ver al paciente como un ser humano completo, libre y único, no solo como un conjunto de síntomas o enfermedades. Se trata de abordar la atención médica una manera holística y sistémica, con empatía, respeto y una comunicación efectiva, reconociendo la individualidad de cada paciente y sus experiencias únicas.
La práctica médica humanista enfatiza la importancia de tratar a los pacientes respetando y valorando su dignidad, considerando sus valores personales y sus necesidades emocionales. Este enfoque no solo mejora la calidad de la atención médica, sino que también fortalece la relación terapéutica entre el médico y el paciente. Además, el humanismo en medicina promueve el desarrollo continuo de los médicos, no solo en sus habilidades técnicas, sino también en cualidades personales como la ética, la integridad y la sensibilidad cultural. El humanismo es inherente a la medicina, donde proliferan artistas, músicos, escritores y poetas.
Al tratar a los pacientes con dignidad y respeto, los médicos no solo mejoran la experiencia del paciente, sino que también fomentan una mayor adherencia al tratamiento y mejores resultados de salud. Los pacientes que se sienten escuchados y valorados son más propensos a confiar en su médico y a participar activamente en su propio cuidado.
En el contexto de la práctica clínica diaria, el humanitarismo se manifiesta a través de acciones que buscan aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Esto implica no solo tratar la enfermedad, sino también abordar las necesidades emocionales, sociales y psicológicas del paciente lo que es esencial para una atención humanitaria.
La actitud humanitaria es un enfoque que va más allá del tratamiento médico convencional, buscando abordar las necesidades integrales de los pacientes. Al incorporar la empatía y el apoyo emocional en cada interacción, los médicos pueden transformar la experiencia de atención médica en una que es verdaderamente compasiva y centrada en el paciente. En última instancia, este enfoque no solo beneficia a los pacientes, sino que también enriquece la práctica médica, haciendo de la medicina una profesión aún más gratificante y significativa.
Esperemos que la automatización de procesos incorporando la Inteligencia Artificial, la “industrialización” de los procesos de atención médica y la superespecialización, no solo no despersonalicen la práctica médica, sino que ayuden a que esta sea más humana, más humanista, más humanitaria y más efectiva, en definitiva. Que así sea.