Dos grupos mediáticos, Mediaset y Atresmedia, ambas dominadas por capital italiano, dominan el mercado televisivo español con los canales privados más importantes, el primero con seis canales de televisión en abierto: Telecinco, Cuatro, Factoría de Ficción, Boing, Divinity y Energy, y el segundo con A3TV, La Sexta, Neox, Novo y Mega. Un verdadero oligopolio donde cualquier interesado en entrar en el mercado de emisión de Tv tiene enormes dificultades dada la prevalencia de estos canales.
¿Cómo es posible que el tribunal en defensa de la competencia haya podido permitir las compras y fusiones que ha dado lugar a este desatino?
Esta situación de oligopolio, propiciada por los sucesivos gobiernos, incide sobre el mercado publicitario y crea barreras de entrada a nuevas iniciativas, con el consiguiente perjuicio que ello supone a la libertad y la competitividad.
¿Cómo es posible que el más influyente y determinante medio de comunicación sobre la población, como es la televisión, esté, de manera oligopolística, en manos extranjeras?
Pero, además, estos grupos de televisiones, a través de Telecinco uno y de La Sexta el otro, son una fuente de vulgarización y grosería mediante la emisión de telebasura, y una fuente de crispación política de la sociedad con sus maratonianos debates políticos que sólo buscan el escándalo. Todo con el único fin de conseguir audiencia y, consecuentemente, dinero.
Debería realizarse una labor de diversificación de estos canales mediante leyes y acciones antimonopolistas. Debería obligarse a estos grupos mediáticos a desprenderse de los grandes canales. A Mediaset de Telecinco o Cuatro y a Atresmedia de Antena tres o La Sexta.
¿Seguiremos bajo el yugo monopolista?