En una reunión de gestores sanitarios con Sir Muir Gray, Director del National Knowledge Service del Sistema Nacional de Salud de Inglaterra (NHS), celebrada hace poco en Sevilla, se debatía sobre el significado del valor en la sanidad, al hablar sobre la optimización de la relación coste-efectividad de las decisiones clínicas así como de los costes de oportunidad, es decir, de lo que cuesta no atender otras necesidades cuando atendemos una de ellas, en un entorno (que es la cruda realidad de la vida) de financiación limitada. Se debatía sobre qué expresaba para cada uno de los asistentes la palabra valor y las dos acepciones que toma esa palabra, (tanto en español como en inglés) que podría expresarse como algo valioso o alguien valiente.
Yo acababa de publicar mi último libro «Virtud y Valor» y repensaba qué significaban estas palabras para mí. Por ello, ante la pregunta de Sir Gray, respondí: Valor es el beneficio que aporta un bien o una acción. Luego consulté en internet y, según la RAE, valor es el grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite.
Mas ya me hubiera gustado comentar que hay bienes materiales que son aceptados por todo el mundo como valiosos : el dinero, el oro, una casa, etc. Pero hay otros valores, no necesariamente materiales, que también son muy valiosos, o más, los que generalmente llamamos valores humanos. Estos valores son aquellas actitudes de las personas que tienen mayor valor para ella misma y para las demás.
Y para aplicar los valores hay que tener el valor de ejercerlos, hay que tener ánimo, la valentía para acometer y afrontar la peligros que supone en un mundo en que valores como la sinceridad, la trasparencia, la verdad, la belleza el amor, la bondad, el sacrificio, la fortaleza, la constancia, el estudio y el afán de superación no son los valores políticamente, socialmente, correctos ni apreciados ni recompensados.
A la gente le da vergüenza la bondad, le da vergüenza la belleza, le da vergüenza la verdad, el amor. No es políticamente, socialmente correcto. Y así impera por el mundo la maldad, la fealdad y el odio.
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