En esta noche cálida y serena
con el cielo azul cubierto de luceros
voy ligero caminando por la arena
olvidando de la vida los esmeros.
Paseando a la orilla del mar sereno
sin tempestades ni verdades ni mentiras,
olvidado de lo propio y de lo ajeno,
luciendo mi figura mientras miras.
Oh, querida, amada diosa de mi vida,
déjame disfrutar de este momento
y cúrame de esta profunda herida.
Deja que mi felicidad vaya en aumento
y caliente mi alma tan aterida
y finalice así de este tormento.
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