La transición fue generada por la ciudadanía que deseaba modernidad y progreso. Pero fue robada, usurpada por los políticos. Los nuevos políticos de subieron al carro desplazando a los responsables de la transición y crearon un régimen político y administrativo para su propio beneficio. Dieron preeminencia a los nacionalistas vascos y catalanes y fomentaron otros nacionalismos como el gallego o el andaluz; crearon el Estado de las Autonomías que forzosamente llevaría a una caciquización de las regiones españolas, gobernara el color que fuera, con un centralismo férreo de sus gobiernos, y con una política chantajista siempre respecto al gobierno central, al gobierno de España.
Vendieron para ello la idea de que los nacionalistas eran víctimas y que todos los que se oponían a ella eran fascistas, que todos los que defendían la bandera eran fascistas, que la patria española no existía negando incluso el pronunciamiento del nombre de España suplantándolo por “el país” o por “el Estado”. ¡Qué barbaridad! Han intentado hacernos creer que ellos, los nacionalistas, eran los oprimidos cuando se han convertido en los opresores. Opresores del pueblo español del que son parasitarios. Y este parasitismo nos ha llevado a una crisis tremenda con más de cinco millones y medio de parados, y aumentando.
El Estado de las autonomías, la hipertrofia política y de la administración pública, la ausencia de independencia entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, las prebendas y prerrogativas de los políticos, el régimen de los partidos y de los sindicatos, las leyes electorales; todo esto tiene que cambiar.
Es necesaria una nueva transición. Una transición hacia el sentido común, la sensatez, la participación de la sociedad civil en el funcionamiento político, la transparencia absoluta de lo público, la defensa de las individualidades, de los ciudadanos, de la libertad para elegir y para participar. No podemos seguir sometidos al engaño, a la presión, al rifirrafe de los partidos políticos. Tenemos que tomar conciencia de que hay mejores alternativas y construir propuestas de futuro.
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Estado Ignacio,
Es la primera vez que escribo en su blog. Muchos temas de los que trata habitualmente en relación con el mundo sanitario me interesan mucho pero este es mucho mas importante que cualquier otro. Sin una buena coordinación no hay ni historia clinica unificada ni entendimiento entre profesionales ni ná de ná.
La transición es complicada porque antes de hacerla tenemos que abrir los ojos a los que nos llaman fascistas y poder decir que eres español y puedas enseñar tu bandera donde quieras sin ningún tipo de problema.
Muchas gracias x tus líneas.
Ojalá algún dia la Historia Clinica Unificada se haga realidad pero sin UNION, la cosa esta complicada…
Ignacio dices bien, el régimen salido de la transición con la proclamación de la Constitución necesita una revisión, yo digo que hay que limpiar de telarañas la Constitución que algunas tiene, entre otras cosas porque es de hace treinta y cuatro años y la sociedad del país ha cambiado totalmente, en sus conceptos, necesidades, su formación y lo que no es desdeñable, el acceso a la información, lo que nos hace más críticos precisamente porque conocemos más y mejor.
Tiene que existir voluntad política de cambiar estos fundamentos, y de esa voluntad hay poca; para ello es necesario cambiar normas y leyes que afectan directamente a quienes nos representan; una ley de partidos políticos a la altura de las circunstancias actuales, la independencia real de la justicia con una desvinculación orgánica del Ministerio Fiscal del Gobierno de cada momento, lo que sería elemento fundamental para defender a los ciudadanos de las agresiones en los derechos reconocidos, vengan esas agresiones de dónde vengan. Como dice la canción: pasarán más de mil años , pasarán…… Pues como no hay voluntad, exijámoslo.