La cultura griega, ateniense, puso al hombre en el centro de su inspiración, en el arte, la filosofía y la política. Y la cultura cristiana, igualmente se centra en el hombre, hasta el punto de que Dios se hizo hombre para salvarnos, y en su libertad y su relación individual con Dios Padre.
El hombre como centro de atención sobre todas las cosas, buscando el ideal y la perfección del cuerpo y del alma.
Estos dos ejes cultural y religioso, han conformado la evolución de la civilización europea que ha sido capaz de un enorme desarrollo humano y cultural, y su expansión por el mundo.
En contra están el pensamiento marxista (Engeliano), surgido en la propia Europa, y la religión islámica, enemiga acérrima de Occidente, que subyugandp al hombre a una entelequia colectivista o a un Dios sometedor, dominando y esclavizando al hombre.
Este valor del hombre como ente vital que busca su desarrollo y superación, está inmerso en una crisis, generada en el siglo XX, cuyas consecuencias padecemos ahora sumidos en una vida materialista, superados por un dominio de la tecnología diaria y sumergidos en la indolencia del hombre masa.
Es necesario un resurgimiento del hombre, un renacimiento cultural, humanista, en el que, de nuevo, el hombre sea el centro de nuestra atención, resaltando su belleza, su inteligencia, su sentido artístico, su autonomía y su capacidad de superación, y humanizando sus relaciones políticas, económicas y culturales. El progreso de la humanidad no está en el hombre-masa de Ortega y Gasset sino en el hombre-héroe que cada día se supera a sí mismo.
Ignacio: Como siempre,magnífico. Enhorabuena y muchas felicidades.
Un fuerte abrazo y que lo celebres como te mereces. José Ignacio Plaza.