El oligopolio globalista
Vivimos en un mundo global, donde las fronteras arancelarias han ido desapareciendo, donde algunas economías antes tercermundistas han ido creciendo a velocidad de vértigo y donde las empresas compiten en un mercado mundial. Y esto, en principio, es bueno y parece justo, pues permitiría un mayor equilibrio entre naciones, pero donde será cada vez más necesaria la lucha contra los abusos de posición dominante en el mercado, no ya solo por la Unión Europea, sino por los Organismos Internacionales como el FMI, el Banco Mundial y las instituciones de la ONU.
Está ampliamente demostrado que la máxima eficiencia y eficacia se produce como consecuencia de las leyes de mercado de libre competencia cuando esta es perfecta, es decir, cuando el acceso al mercado es libre, cuanto este es transparente y cuando está regulado de tal manera que se eviten situaciones especulativas y de monopolio o de oligopsonio. La competitividad exige creatividad e innovación y es la fuente del progreso económico y social. Gracias a ella los productos son cada vez mejores, cada vez más avanzados y cada vez más baratos y asequibles. La competitividad es la fuente del progreso.
El Estado debe de regular y vigilar los mercados, no interviniendo en ellos como agente productor o comprador privilegiado sino generando leyes y normas que garanticen su libertad y que eviten situaciones de privilegio permanente y monopolísticas, vigilando e impidiendo el desarrollo de actividades contrarias a las leyes de libertad de mercado antes expuestas.
La competencia perfecta
La idea de competencia, en principio, va asociada a la libertad. Sin libertad no hay competencia. El dirigismo es contrario a la competencia al cercenar la iniciativa de los ciudadanos y someterla a los planes directores. Basada en esa idea, ya Adam Smith elaboró la teoría de que la libertad de mercado era la plataforma idónea para el crecimiento económico y la riqueza de las naciones. Planteaba que la competencia perfecta se daba cuando se producían las siguientes condiciones:
- Libertad de acceso al mercado: Cualquier persona puede acceder a fabricar, comercializar, comprar o vender un producto.
- Claridad del mercado: Todo el mundo puede conocer los precios y características de los productos existentes en el mercado.
- Homogeneidad de productos: Los fabricantes y consumidores pueden identificar los productos con similares características.
- Libre concurrencia: los fabricantes pueden fijar libremente los precios y los consumidores elegir libremente los productos que deseen de entre los precios ofertados.
Pero, como vengo diciendo en diversas ocasiones, Adam Smith creía que las propias leyes del mercado eran capaces de regularlo de manera automática, tendiendo este necesariamente hacia la competencia perfecta. En ello se equivocaba.
La tendencia natural al monopolio
La propia dinámica de los ofertantes, fabricantes, prestadores de servicios y comercializadores, en base a la competitividad, hace que cada uno de ellos busque situaciones de influencia sobre los compradores al margen del precio, tratando de diferenciar su producto o servicio del de los demás ofertantes, es decir, creando situaciones, las más de las veces transitorias, de monopolio.
La naturaleza misma de la oferta hace que los oferentes tiendan siempre a situaciones monopolísticas y, si no se regula el mercado para garantizar la competencia perfecta, no ya a competir mediante la diferenciación de sus productos incorporando mejoras que no tiene la competencia, sino también hacia acciones especulativas y acaparadoras que los posicionen como únicos suministradores.
Las empresas más grandes compran a sus competidoras más pequeñas que sacan nuevos productos innovadores o tienen nuevas técnicas innovadoras con el fin de eliminar esa competencia y no solo con el fin de incorporar esos productos innovadores o esas nuevas técnicas a sus procesos productivos. Muchas veces impidiendo la llegada al mercado de esos productos innovadoras hasta no haber exprimido el negocio de los productos que mantiene en el mercado.
La dinámica competitiva se produce de la siguiente manera: una empresa saca un producto al mercado con una serie de características y, ante lo cual las otras empresas tratan a sacar un producto mejor, y así sucesivamente sacando productos mejores a precios mejores. De esta manera se favorece la innovación y la eficiencia en la productividad y por tanto en el precio.
Pero esta dinámica queda interrumpida cuando una empresa gracias a su éxito adquiere una posición dominante en el mercado que le permite comprar empresas innovadoras, que le permite comprar nuevas patentes, que le permite comprar empresas de la competencia, adquiriendo así sus carteras de clientes, etc. Mediante este proceso se va generando una posición dominante creciente que al final tiende hacia el monopolio o hacia el oligopolio con otras pocas empresas que han seguido las mismas políticas.
También puede ocurrir por la propia dinámica del mercado, sin que la empresa, inicialmente, haya desarrollado estas prácticas. Esto curre en el caso de las tecnologías de la comunicación y la información, como los sistemas operativos, los buscadores de internet o las redes sociales, en que los consumidores se acostumbran a usar y en los que se refiere una interoperabilidad, siendo el caso más relevante el de las redes sociales. Este es el caso de Microsoft, Google o Facebook, que gozan de un cuasi monopolio a nivel global. Empresas que luego han seguido políticas de compras de posibles competidores como es el caso del intento de compra de Yahoo! por Microsoft, de la compra de YouTube por Google o de WhatsApp por Facebook.
Pero los oligopolios a nivel mundiales están presentes en la Banca, en los medios de comunicación (televisiones y periódicos principalmente) y también en la Industria, química, alimentaria y farmacéutica.
La Comisión Europea de Política de Competencia utilizó las armas de la política de competencia para hacer frente a la crisis aportando beneficios a los consumidores, tanto en la defensa contra las prácticas de monopolio como en las ayudas de los Estados o el control de las fusiones, la lucha contra los cárteles, la lucha contra los abusos de posición dominante en el mercado, siendo la política de competencia un factor constructivo y estabilizador del sistema financiero de la UE y de la economía real en general. La Comisión adoptó en abril de 2008 el Libro Blanco sobre «Acciones de daños y perjuicios por incumplimiento de las normas comunitarias de defensa de la competencia». El Libro Blanco representa un paso adelante en la superación de los obstáculos a los que se enfrentan actualmente las víctimas de problemas de competencia para recibir compensaciones eficaces.
Por otra parte, los Estados y las Administraciones Públicas del Estado son muchas veces inductores, cuando no creadores, de situaciones monopolísticas u oligopolísticas, o de situaciones de oligopsonio. Intervienen los mercados en aras de garantizar una oferta, o satisfacer una demanda, pero a la postre crea ineficiencias, destruye la competitividad y, en muchas ocasiones, son fuente de corrupción en mayor o menor grado.
El caso de China y el Sureste Asiático
Un caso a parte lo merecen China y los países comunistas del Sureste Asiático. Estos países. Desde el punto de vista político, China, Corea del Norte, Vietnam, Laos, son países de régimen comunista donde las libertades no son respetadas y toda la actividad está sometida al Partido que es quien gobierna el Estado. Todos menos Corea del Norte se han abierto a la economía de mercado, al sistema económico capitalista, pero controlado y tutelado por el partido.
Son de dominio público las ineficiencias de la Planificación de la Economía y de las empresas estatales en su actividad económica, ya sea en la producción de bienes materiales como de servicios, deficiencias en la producción, en el I+D y en la retribución de los trabajadores, cuyo paradigma se evidenció en los Estados del antiguo régimen soviético; deficiencias de las empresas públicas que en países de economía de mercado han tenido que suplirse con subvenciones públicas más o menos encubiertas o la creación de situaciones de privilegio en los mercados. Conscientes de ello, bajo la dirección de Deng Xiaoping, a partir de los años 90 se produjo una reforma acelerada del modelo económico abriéndose a una economía de mercado y a una rápida privatización, sin abandonar el modelo político comunista.
Contrariamente a lo que creemos en relación con el Estado de Bienestar en los países comunistas, en China, por ejemplo, solo tienes derecho a la asistencia sanitaria gratuita si perteneces al Partido Comunista Chino. Si no es así, tiene que contratar con un seguro privado o pagarte los servicios de tu bolsillo. El Estado está presente en todas las empresas y tutela todas las operaciones.
La apertura del mercado occidental a China supuso, gracias a los bajísimos salarios en China, la inundación de productos a bajo coste en los mercados de América y Europa, arrasando el tejido industrial de estos países. La deslocalización de fábricas de producción a China supuso también el desmantelamiento de estas.
Desde 1994, en que se produjo la “rápida privatización”, la balanza comercial ha sido a favor de China, y creciendo rápidamente. Los bajos niveles salariales y la implantación de políticas fiscales como la que permite a los productores evadir el pago del impuesto al valor agregado (IVA) para las exportaciones y monetarias como una subvaluación de la moneda desde 2002, ha provocado el sobre desarrollo de las exportaciones y una distorsión de la economía general. En 2019 China registró un superavit en su Balanza comercial de 376.893,1 millones de euros, un 2,94% de su PIB, superior al superávit alcanzado en 2018, lo que supone el 2,52% del PIB. El PIB per cápita pasó de 818€ en 1999 a 9.180 en 2019.
China, es el mayor contaminante del mundo, representando un 30% de las emisiones de dióxido de carbono. Sólo en las cinco provincias que aglutina la mayoría de estas industrias emiten más dióxido que cualquier otro país del mundo. La India representa un 7%. Según la OMS, 14 de las 15 ciudades más contaminadas del mundo están en la India. En general. Los países del sureste asiático son los responsables de las enormes bolsas de materiales plásticos flotando en el Pacífico.
El control por la dictadura comunista, los bajos salarios, el incumplimiento de medidas anticontaminantes y de la Organización Mundial del Comercio, la baja legislación en materia de seguridad y las políticas fiscales y monetaria, hacen de China un competidor con ventaja en el comercio mundial y le han permitido ocupar una posición cada vez mas dominante en el comercio global.
Mientras tanto, Europa se autoimpone multitud de normativas respecto a la producción agrícola en industrial en materia de seguridad, de sostenibilidad climática y ambiental, etc. Con una carga y un control fiscal cada vez más extenuante para los empresarios y trabajadores, con una carga enorme en los gastos políticos y de administración del estado, y con un régimen de apertura de aranceles y acuerdos suicidas con terceros países, repartiendo sin control ayudas al desarrollo, ha ido perdiendo año a año su industria, su agricultura y su competitividad. Esto se evidencia con los siguientes números: La balanza comercial de la Unión Europea respecto a China alcanzó en 2018 déficit de 185.000 millones de euros. Durante el periodo 2008-2018, el déficit comercial de la Unión Europea con respecto a China se mantuvo en una horquilla de entre los 130.000 y los 190.000 millones de euros anuales. En lo que se refiere a España, en 2019 importó de china 29.155 millones de euros mientras que solo exportó 6.801 millones, lo que supuso un déficit para España de 22.354 millones de euros, el 18,5% del déficit de la UE.
Lo que puede ocurrir aquí ahora, tras le pandemia del virus de Wuhan, es impredecible. China ha hecho un gran negocio con las exportaciones de material sanitario, la penetración de sus productos en Amazon es y las redes de internet es cada vez mayor, y su economía a rebotado inmediatamente en una uve cerrada, siguiendo su crecimiento. Mientras tanto las economías de Europa y América están cayendo y todo el planeta es un magnífico calvo de cultivo para la compra por China de bienes raíces y empresas a precio de saldo. Si no se pone en marcha por parte de Europa y EEUU de planes de contención y salvaguardia, China, un régimen dictatorial, se convertirá en el estado dominante del Mundo.
El Lobby globalista
Además de China, como uno de los ejes de poder mundial, hay otros actores significativos:
- El Lobby Globalista, en el que intervienen los
siguientes grupos
- El Lobby globalista especulativo, en el que están la Fundación Rockefeller, Open Society Fundation, Soros, Fundación Melinda Gates, Corporaciones de internet Tales como Facebook, Twiter, Google, Microsoft, Amazon, etc.), el Foro de Davos, el Club de Bielderberg, los grandes fondos inversión como Rock Black, etc.
- La ONU y sus organizaciones aledañas como la OMS, UNICEF, FAO, etc. alineadas con el globalismo especulativo y mediatizadas por China.
- Organizaciones de influencia social, económica y religiosa como la masonería
- El lobby comunista formado por los integrantes del Foro de Sao Paulo, la Conferencia de Puebla, Cuba, Venezuela…España, y un sector dominante del partido demócrata americano.
- Los partidos políticos de centro izquierda. (tanto en los EE.UU. como en Europa están muy afectadas fundamentalmente por el Lobby Globalista)
- El lobby islámico (utilizado por el Lobby globalista) cuyo fin último es la islamización del planeta, cuyos mayores exponentes son Irán, Oriente medio y África sahariana y aledaños. En un margen distinto estaría Turquía, que se reafirma como Estado Nacional, utilizando el islamismo como cohesión del mismo.
Finalmente quedan los Estados Nacionales que se resisten a los deseos del lobby globalista tales como Rusia, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Austria, y el llamado Trumpismo, que no están organizados como lobby y solo actúan de manera defensiva.
Los objetivos aparentes del Lobby Globalista son los siguientes:
- Eliminación de los Estados-Nación
- Eliminación de las fronteras
- Impulso de las migraciones y el interculturalismo
- Liberalización del comercio mundial
- Control y reducción de la población
- Transformación energética mediante energías limpias y renovables
- Laicización de la sociedad
- Sacralización del ecologismo
- Disminución de la población
Para alcanzar estos objetivos se requiere de una ingeniería social mediante la utilización de las técnicas ya conocidas en la llamada guerra hibrida:
- Acaparamiento y dominio de los medios de comunicación. Principalmente los canales de televisión
- Dominio de las redes sociales y de los medios de internet
- Desinformación
- Creación de realidades alternativas
- Incidencia en los procesos educacionales
- Censura en los medios de comunicación y en las redes sociales de los disidentes
- Corrupción y chantaje de las fuerzas políticas, judiciales y administrativas de los estados y de la organizaciones regionales e internacionales
- Enfrentamiento social
- Desprestigio de las instituciones de los Estados
- Desordenes y revuelas con violencia callejera
- Utilización de armas biológicas
- Además de movimientos geopolíticos generando tensión entre naciones y, ocasionalmente, guerras o insurrecciones armadas locales que acaben favoreciendo el proceso
Con ello se persigue una involución social que permita el establecimiento de las políticas globalistas regidas por las corporaciones mundiales que lo componen. El gran reseteo.