La igualdad tiene que estar sometida a la libertad. Sin libertad no hay igualdad. La igualdad debe referirse a que los hombres puedan ser igualmente libres, con igualdad de oportunidades, iguales ante las leyes y con igual dignidad personal.
Pero los hombres, gracias a su libertad y al desarrollo que cada uno puede alcanzar, serán necesaria y afortunadamente diferentes.
Los hombres, ni son iguales ni lo serán nunca mientras vivan y nadie tiene derecho a decir si uno es mas igual que el otro o más libre que otro o tiene más derechos que otro, como ocurría en los países socialistas y totalitarios.
Cada hombre es único y debe buscar libremente su oportunidad para realizarse.
La igualdad de derechos es algo muy distante a la igualdad de hecho (Juan Martinez-Val).