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Ese copo de nieve cayendo
dulce y suave
pesado y grave
en impresionante silencio.
Esa casita con su tejado cubierto
de nieve inmaculada,
su ventana de cristal,
su cálida luz sin igual.
Revoloteando, las hadas.
Los abetos con las hojas cansadas
de blanca nieve arropadas.
Al fondo,
la montaña impresionante
y, en lo hondo,
el frío río que corre, elegante.
Imágenes y sensaciones
que despiertan emociones
en estas ocasiones.
El frío del aire cortante,
el trabajo, el desafío constante.
La recompensa del esfuerzo,
el premio recibido por ello
al caminante…
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