¿Por qué no actúan la fiscalía y los poderes públicos ante delitos tales como el enaltecimiento del terrorismo, la incitación a la violencia, el incumplimiento de la ley de banderas, el incumplimiento de las sentencias judiciales? ¿Por qué vemos un comportamiento y diligencia distintos en unos casos y otros de corrupción de políticos? ¿Por qué los informes policiales no salen a la luz cuando se realizan y luego aparecen cuando el impacto político es mayor? ¿por qué no se persiguen los retrasos injustificados en las sentencias de los tribunales, que deberían ser denunciados como prevaricación, sobre todo cuando se trate de asuntos o personas políticas?.
Estas son algunas de las preguntas que muchos ciudadanos nos hacemos y que nos hacen dudar sobre nuestro estado de derecho. Pero también muchas otras cuestiones como las siguientes:
a) Al igual que no se puede hacer apología del terrorismo, del racismo o del nazismo, también debería estar vetado hacer apología del comunismo marxista-leninista o de cualquier otra ideología que vaya contra la libertad democrática o defienda la violencia como instrumento político.
b) Aunque un partido político o una asociación en sus estatutos se declare democrático, si luego actúa incumpliendo las leyes, incitando a la sedición o a la violencia, éste debe ser denunciado ante los tribunales para su penalización o ilegalización.
Porque las democracias liberales tienen que protegerse ante aquellos que, no siendo demócratas, quieren utilizar sus libertades para destruirlas.
Si falla el estado de derecho, si falla el cumplimiento de las leyes y de las sentencias judiciales y, sobre todo, si este incumplimiento se produce por los que tienen responsabilidades de gobierno, falla la sociedad en su conjunto, falla la seguridad jurídica y falla la democracia.
Si las democracias no se defienden, manteniendo una actitud buenista y relativista, acabarán pereciendo ante intolerantes mesianistas.
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