Una reflexión. Quiero haceros llegar la idea de que, aunque los aspectos formales, organizativos y normativos son muy importantes en el mundo de la gestión sanitaria, sin embargo, las ideas y las actitudes son fundamentales en las relaciones con los ciudadanos y los pacientes.
Defendiendo la idea del ciudadano como ente individual, con libertad para decidir sobre su salud y sobre el tratamiento de su enfermedad; con derecho a la salvaguardia de su intimidad y al respeto de su dignidad personal; con derecho al conocimiento y a participar con el médico en el mantenimiento de su salud; con derecho a ser tratado como persona única, con sus propios valores, poniendo a su disposición servicios de información y servicios de interacción con el ciudadano, como libertad de elección de centro, libertad de elección de médico, libertad de elección de tratamiento y consentimiento informado. El ejercicio de esa libertad también exige la asunción de responsabilidades por los ciudadanos.
Contra el concepto paternalista, controlando y dirigiendo al ciudadano desde un plano colectivo, regido por la idea del colectivo como concepto, los Gobiernos deberían poner de relieve el valor de cada uno de los ciudadanos, de cada uno de los pacientes, regido por la idea de la persona como valor.
(Palabras de Ignacio Para en el Encuentro celebrado en Coimbra en mayo de 2007)