La erradicación por la Iglesia del Latin en su liturgia ha sido un tremendo error. Porque la intención de la Iglesia, a raíz del Concilio Vaticano, de su acercamiento al pueblo, no debería conllevar la erradicación del Latín, aun cuando se ejerciera un mayor uso de la lenguas vernáculas, que ya se usaban para la lectura del evangelio y para la predicación.
Aquellas preces repetitivas y conocidas por todos podían haberse conservado en Latín. La Iglesia es universal, es decir, católica, y para ello es necesario y conveniente que haya un lenguaje universal.
Me resulta confortante entrar en una iglesia en cualquier país del mundo y poder rezar con todos en un mismo idioma y saber lo que digo y lo que dicen. Todas aquellas oraciones que se repiten siempre en cada misa se deberían hacer en ese idioma común que todos entendemos o podemos entender: el latín, idioma universal de la iglesia católica, que debería ser también de todos los católicos romanos. Y también en griego, las que tradicionalmente se decían, como lo es el «Kirie eléison». Todo el mundo sabe, o puede saber, que significa: «Señor, ten piedad». Como en la Iglesia Ortodoxa, que también se autoproclama católica, que emplea el griego antiguo como idioma litúrgico.
Abandonar el Latín o el griego como idioma litúrgico de unión entre los cristianos, es una pérdida cultural y religiosa que nos lleva al albur de la vulgarización de todas las actividades humanas, que es lo política y socialmente «correcto».
La tendencia actual para acercar la cultura al pueblo es vulgarizar la cultura, rebajarla, en vez de subir el nivel cultural de la gente. Desgraciadamente esto también ocurre con la cultura, el arte y la estética religiosa.
Por eso siento la necesidad de denunciarlo y de animar a aquellos que pueden inducir en nuestra sociedad para que tomen las medidas adecuadas para evitarlo.
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El kirie eleison, Dominus vobiscum, el Gloria, el Credo, el Padre nuestro… todas las oraciones que se repiten en cada celebración de la Misa, deberían ser en latín y así ser comprendidas por todos los fieles estén en el lugar del mundo que estén, y no sentirse excluido por no comprender la lengua vernácula del país o región en que se encuentre. La Religion Católica es Universal por definición.
Solamente en lengua vernácula las lecturas y el evangelio, además de la homilía.
La deriva que ha tomado el post concilio Vaticano II es tremendamente nefasta para la universalidad de la Iglesia y para la conservación de la fe verdadera.