Los problemas más graves que tenemos son la educación, la demografía y la falta de competitividad en un mundo global. La confusión de la gente respecto a los derechos y deberes, en cuanto a valores como el respeto, la dignidad, etc. Hoy nos distinguimos respecto a otros países europeos por nuestra grosería, y nuestra zafiedad.
Las Universidades públicas españolas están llenas de ignorantes que logran graduarse e incorporarse a la actividad profesional sin la debida capacitación y que son carne de paro. Esta actitud es la que provoca que la aspiración de la mayoría sea aprobar unas oposiciones para conseguir una seguridad de por vida en el trabajo. Gran parte del porcentaje que estudiantes mejor formados y con sentimiento emprendedor tienen que emigrar a otros países ante la falta de oportunidades.
La enseñanza está centrada en la memorización de textos y no en el desarrollo del pensamiento. Se enseña a memorizar y no a pensar. La selección de trabajadores públicos, médicos, jueces, maestros, profesores, militares, y resto de funcionarios se hace casi exclusivamente mediante pruebas de memorización lo que provoca un sesgo muy importante y elimina las oportunidades de contar con un cuerpo administrativo eficiente y eficaz, resultando éste incapaz de solucionar los problemas que día a día se nos presentan. Tenemos un porcentaje importante de incompetentes en las administraciones públicas y en la clase política.
Esto no lo digo para insultar a nadie ni para vejar a mi país, al que estoy orgulloso de pertenecer. Lo digo para que tomemos conciencia de los problemas y reaccionemos eliminando sus causas, transformando nuestra sociedad de una manera integral y facilitando el desarrollo de nuestro ingenio, de nuestra capacidad de trabajo, de nuestra capacidad de innovación y de lideradgo, poniéndonos a la cabeza de los países europeos.