No he visto mayor degradación musical que los cánticos actuales en las misas parroquiales. Incluso en las misas que se trasmiten por la televisión. La música es ramplona, anodina y en absoluto edificante para el espíritu. Ni conmueve ni enaltece ni favorece el recogimiento y la espiritualidad.
Es triste que impere esta música vulgar cuando existe una música religiosa del más alto valor estético y espiritual. Es triste que se renuncie a ella bajo el pretexto de que es antigua o difícil de interpretar. Pasa como en casi todos los aspectos de la cultura: en vez de subir el nivel cultural de la gente, bajamos el nivel para que le sea fácil a la gente. Así vamos pasando de la Cultura a la «Kultura». Y en las iglesias también.
Sería importante hacer un inventario de música religiosa, desde el gregoriano, el barroco, el clasicismo y el romanticismo hasta la actualidad y seleccionar aquellas piezas de alto valor y, si fuera necesario, adaptarlas para hacerlas susceptibles de ser cantadas e interpretadas en las iglesias. Y difundirlas desde los obispados y popularizarlas en las parroquias.
Una buena contribución a la religión y a la cultura y espiritualidad de los fieles.
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