Durante los últimos años se ha venido reclamando la necesidad de transparencia de las administraciones públicas, de los cargos, públicos, de las instituciones públicas y, en definitiva en todos los poderes del Estado; el ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Los casos de corrupción han venido produciéndose desde la época de Felipe Gonzales hasta ahora, afectando a los dos partidos políticos que (salvo en la corta etapa de UCD) hasta ahora han gobernado, el Partido Popular y el PSOE. Esta corrupción económica se realiza mediante sobornos, tráfico de influencias, fraudes, malversación, prevaricación, nepotismo, etc. Pero la peor corrupción, que es la que da lugar a la anterior, es la corrupción moral y partidista que impregna a los tres poderes del Estado y también a los partidos políticos.
Esta demanda generalizada de transparencia se refiere a las fuentes de financiación, los procesos de contratación de bienes y servicios, los procesos de contratación del personal y las liquidaciones de gastos e ingresos públicos; pero este clamor no ha llegado aún al “Cuarto Poder”: Los medios de Comunicación.
Hasta ahora, cuando se habla de la necesidad de transparencia en los medios de comunicación se ha referido solamente a la transparencia informativa, es decir, que la información no esté distorsionada, que sea fiel y objetiva, que sea responsable y libre de interferencias. Yo quiero referirme ahora a la trasparencia de su financiación pues entiendo que la financiación afecta de manera muy importante a la transparencia informativa. Todos los medios de comunicación viven de la financiación que reciben, de sus accionistas o propietarios y de empresas, organismos e instituciones que les pagan por la publicidad que sacan o, sencillamente, para que hablen bien de ellos, para que no saquen noticias inconvenientes o para que, sencillamente, no hablen mal de ellos. Luego depende de la honestidad de cada medio a la hora de relacionarse con sus “clientes”. Ya hemos sabido de acciones mafiosas o extorsionadoras con las de la famosa Ausban con las entidades bancarias.
Estamos hartos de recibir noticias falsas (fake news), titulares tendenciosos que no se corresponden con el texto, manipulación de los datos con el fin de engañar y perjudicar o favorecer. Pero el control de la información, puede caer en la censura. Pienso que la manera más saludable y honesta para todos sería la de conocer de manera transparente sus fuentes de financiación por todos y cada uno de los conceptos posibles. Una información transparente de los propietarios del grupo de comunicación al que pertenece el medio y también de cada uno de los medios, periódicos, revistas, canales de televisión, radios, canales, revistas y periódicos digitales, etc. Porque un medio de comunicación no es solo una empresa, es el llamado “Cuarto Poder” debido a la capacidad de influencia sobre la opinión de las personas y su capacidad de manipulación. De esta manera, mediante esta transparencia, sabiendo quien paga, tanto los medios, como los clientes, como los lectores, oyentes o televidentes, sabrían a qué atenerse y mejoraría la calidad y veracidad de las informaciones así como la capacidad de interpretarlas.