La nueva cronicidad

La nueva medicina, basada en el desarrollo de las ciencias ómicas y la inmunoterapia, está abriendo un enorme campo para tratar el origen y comportamiento molecular de las enfermedades, posibilitando la cronificación de enfermedades hasta ahora mortales, cuya respuesta de la medicina se reducía, básicamente, a paliar los efectos de la enfermedad sobre los órganos y sistemas corporales afectados por la enfermedad. Estos avances en la medicina, las nuevas terapias y los tratamientos farmacológicos han permitido la cronificación, cuando no la curación, de enfermedades cardíacas, oncológicas, víricas y metabólicas, que antes eran mortales.

Son también muy relevantes los avances en los tratamientos de enfermedades neurológicas, como el Parkinson o el Alzheimer y enfermedades de origen inmunológico, como las reumáticas, o de origen genético, como la inmensa mayoría de las Enfermedades Raras. El espectro de enfermedades crónicas, trasciende al de las tradicionales enfermedades tan conocidas como como la diabetes, la hipertensión, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o la enfermedad cardíaca.

El seguimiento de los nuevos pacientes crónicos se sigue haciendo desde los especialistas en cada materia (oncólogos, cardiólogos, neumólogos, etc.) colapsándose las consultas en los hospitales y en los centros de especialidades. Sería necesario establecer procesos que permitieran atenderse a estos enfermos desde los centros de salud del área de la Atención Primaria. Pero, ¿Están capacitados para ello? ¿Cuentan con la información del paciente suficiente para seguir con el proceso de atención al mismo? ¿Estén definidos los procesos y la comunicación entre los médicos de los hospitales y los centros de salud? Creo que no.

Las enfermedades crónicas son una realidad de salud pública que afecta a un número cada vez mayor de personas en todo el mundo. En España se ha observado un aumento en la incidencia de enfermedades crónicas antes mencionadas. Este avance de la cronicidad no es un fracaso sino un éxito de la medicina y de nuestro sistema sanitario. En vez de morirse, sobreviven gracias a la cronificación de su enfermedad o enfermedades.

Aunque estas enfermedades suponen una carga en el sistema de salud, y su tratamiento implica un gasto relevante en medicamentos y atención médica, con la progresiva aparición de la nueva medicina de base molecular, se abre una puerta a la curación muchas de estas enfermedades. Un claro ejemplo fue el medicamento que permitió la curación de la hepatitis C. Una persona curada deja de ser un crónico.

Además, el alargamiento de la vida en nuestro país, ha dado, lugar a un considerable aumento de enfermos crónicos con pluripatologías y, por tanto, polimedicamentados. El reto actual se sitúa en cómo poder alargar la vida saludable de la población mediante acciones que puedan coadyuvar al futuro alargamiento de la vida saludable.

La prevención, los análisis genómicos y el diagnóstico precoz son las mejores armas para alargar la vida saludable de las personas. Con los nuevos medicamentos y terapias podemos alargar la vida, pero no la vida saludable sino una vida inmersa en la policronicidad y en la incapacidad.

La esperanza de vida al nacer en 2020 se situó en 82,2 años, 85 en mujeres y 79,5 en hombres. Sin embargo, el número de años de vida en buena salud al nacimiento en España en 2020 fue de 66,3 años, el mismo para hombres y para mujeres. Esto quiere decir que las mujeres pasan 19 años y los hombres 14 años con mala salud. Tenemos una buena posición en esperanza de vida, en comparación con el resto de países, pero mala posición en esperanza de vida saludable. Algo que debemos de mejorar, de manera que nuestra esperanza de vida no dependa tanto de la actividad del sistema sanitario sino de nuestro autocuidado de la salud. Por eso las autoridades sanitarias deben de trabajar más decididamente en la promoción de la salud desde la juventud, en la educación para la salud y en la prevención de las enfermedades, desde todas las instancias públicas. Esta será una de las principales medidas para la sostenibilidad financiera de nuestro Sistema Sanitario.

Alargar la vida saludable en este contexto requiere un enfoque multifacético que incluya tanto cambios en el estilo de vida como intervenciones médicas. Con una actitud desde la juventud dirigida a practicar una alimentación saludable, actividad física regular, gestión del estrés, revisiones médicas regulares, control del peso y del sueño, no fumar ni consumir drogas nocivas, control del alcohol, con salud psicosocial y una buena educación para la salud, etc. Una vida saludable conllevará a conseguir una vejez saludable fuera de la cronicidad.

¿Y cómo mejorar la atención a los pacientes crónicos y cómo hacer que los tratamientos sean más accesibles y efectivos?

Una de las maneras, aunque no la única, es con una gestión eficiente y efectiva de los pacientes crónicos, controlando la adherencia los tratamientos e integrando la atención médica de los médicos comunitarios y de familia con la del resto de especialistas. Además, es necesario garantizar el acceso en términos de equidad a estos tratamientos, consiguiendo la financiación y controlando el costo de los mismos, así como desarrollando estrategias para la sostenibilidad financiera del sistema sanitario.

Uno de los desafíos del sistema sanitario es el de organizar procesos más eficientes y eficaces para la atención a estos enfermos, cuya adherencia al tratamiento es vital para el control de estas enfermedades. El reto es cómo integrar la gestión por su médico de cabecera (AP) con la de los especialistas y cómo poner en valor la actividad de los profesionales de enfermería, que son los encargados del cuidado de los enfermos, involucrando a médicos, enfermeros, nutricionistas, fisioterapeutas y otros profesionales para un enfoque integral de la atención a estos enfermos.

Finalmente, tenemos que afrontar el reto de controlar el gasto farmacéutico que significa la cronificación de estas enfermedades, resolver los problemas de autorización y precio de los medicamentos, garantizar el acceso en términos de equidad y controlar los costes de los pacientes crónicos pluripatológicos abriendo la puerta a innovadoras terapias curativas. Tenemos que establecer fórmulas de ahorro que aumenten no solo la eficiencia sino la eficacia en la gestión farmacéutica y favorezcan la accesibilidad a los medicamentos y terapias innovadoras. Todo un reto.

Pero una buena estrategia de atención a la cronicidad solo es posible si está engastada en una buena estrategia sanitaria, con políticas sanitarias que lleven a la eficacia y eficiencia que lleven a una mejora efectiva de la salud de la población. Y esto exige un cambio hacia un modelo de nuestro Sistema Sanitario, público y privado, más libre, más competitivo, más justo, al margen de las peleas políticas y las ideas demagógicas.

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