Una parte muy importante del centro derecha no se siente representada por los dirigentes del PP actual; aunque les voten. Los que a pesar de ello les votan, lo hacen porque no tienen alternativa ante el peligro que supone la radicalización de los socialistas y el empuje de la nueva fuerza de ultra izquierda Podemos.

Los españoles que votaron de manera aplastante al PP querían un cambio, una alternativa al gobierno de Zapatero; pero no fue así. Se produjo sólo una alternancia y un cierto continuismo únicamente diferente en la medida de que no se emprendieron nuevas aventuras ni nuevos motivos de enfrentamiento, sino tranquilidad y sensatez. Pero tampoco se pararon o repararon las medidas emprendidas por el gobierno anterior. Las medidas económicas fueron continuación de las que inició Zapatero al final de su mandato y las exigidas por Europa para podernos financiar. El único cambio fue la creación de una sensación de mayor seguridad y estabilidad  que el nuevo gobierno ofrecía a los mercados financieros y a la economía en general. Sensación que venía apoyada por en gran número de votos. Pero todo lo demás continuó igual.

La política del PP durante estos años de gobierno ha perjudicado de manera importante a la pymes, los autónomos y profesionales que formaban parte de su colectivo de votantes. Su talante de alejamiento de los ciudadanos, su falta de ejemplo frente a la austeridad, la ausencia de explicaciones y su simplicidad en las medidas económicas y sociales ha “cabreado” a muchos de sus votantes.

El primer resultado de esto fue ya la pérdida de la oportunidad de conseguir la mayoría absoluta en las elecciones en Andalucía que, en principio tenía asegurada tras el elevado triunfo en las generales. Volvían a ser los de siempre, con Arenas detrás (el perdedor) saliendo en todas las televisiones. Pero el gobierno, justificándose en su mayoría absoluta en ambas cámaras, siguió erre que erre. Su actuación en materia antiterrorista, la liberación de presos de ETA condenados por asesinatos múltiples y sin que mediara arrepentimiento, las medidas fiscales, la prepotencia de Montoro y de Santamaría, la presión indiscriminada de la Seguridad Social durante la crisis, la continuación de las leyes de Zapatero sobre la Memoria Histórica y el Aborto y, además, los escándalos de la corrupción, provocó que muchos juraran que a Rajoy y a su equipo no le votarían nunca, “así se hunda el mundo”.

El gobierno de Rajoy no derogó ninguna ley de Zapatero. La primera decisión que tomó su Consejo de Ministros fue otorgar el Collar de Isabel La Católica a Zapatero y la Gran Cruz de Carlos III a Rubalcaba. ¿A cambio de qué? ¿En agradecimiento a qué?  El PP, Rajoy, ha tratado de centrar su discurso en la moderación y el pragmatismo, apoyándose en los buenos resultados macroeconómicos. Pero para gobernar hay que utilizar no solo la razón sino también el corazón. Hay que comunicar, hay que ilusionar, hay que convencer y hay que dar ejemplo y el gobierno de Rajoy ni supo comunicar, ni convencer ni dio el ejemplo necesario. Supuso una desilusión para mucha gente. Porque con medidas económicas sólo, por muy exitosas que sean, no se consigue la adhesión de los ciudadanos.

Y hasta aquí hemos llegado. Tanto el gobierno como la dirección del PP debían haberse cambiado meses antes de las elecciones del 20 de Diciembre. Cada vez que uno de sus miembros aparecía en la televisión, restaba votos de los potenciales votantes del PP. Y con esto no quiero desmerecer el esfuerzo de Rajoy ni su buena voluntad en estos años de gobierno. Pero hay personas de gran valor en el PP y en su entorno que pueden aportar el nuevo aire fresco tan necesario para el partido y para España en general.

Es triste que el parco apoyo al PP sea resultado del miedo a Podemos y ante un PSOE dividido, en parte radicalizado y dispuesto a pactar con la extrema izquierda populista. El miedo y no el cariño. Es necesario que el Partido Popular recupere la confianza de sus votantes. Lamentablemente para muchos, hoy por hoy solo el Partido Popular nos puede garantizar el cobro de las pensiones y la sostenibilidad de la Sanidad. Sólo el PP. Y sin una mayoría absoluta no lo podrá hacer.

.