La izquierda radical basa toda su estrategia en demandar y demandar ayudas, subvenciones, salarios gratis, funcionarios, impuestos. Basa su estrategia en hacernos culpables del cambio climático, de la violencia, que si no existe se la inventan. Basan su estrategia en el resentimiento hacia aquellos que han triunfado a base de su esfuerzo, del odio hacia los “ricos”, hacia los otros, hacia los que no piensan como ellos. Basan su estrategia en crear el miedo hacia los otros, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Ellos son los “buenos” y los que piensan diferente son los “malos”. Dicen que hay mucha riqueza y que hay que repartirla. Ocultan el gasto desmesurado, el déficit tremendo y el peligro de que nuestra economía acabe colapsando. Su estrategia se basa en decir a la gente que hay que subir cada vez más impuestos para sí poder pagar subvenciones, pensiones y demás dádivas que ellos otorgarán con arreglo a sus criterios.
Pero la realidad es que para el mantenimiento de un Estado de Bienestar, no se trata de repartir, de redistribuir la renta disponible, se trata de crear, de generar riqueza para que la Sociedad de Bienestar sea posible. Si no hay riqueza no hay pensiones, ni sanidad, ni educación; no hay bienestar. Es absurdo que se proteste ahora para que las pensiones sean más altas cuando las pensiones están en riesgo y, con la deriva previsible sufren el riesgo de recortarse. El bienestar se logra mediante la riqueza. Un Estado pobre, por mucho que quiera repartir, al final está repartiendo miseria. El desarrollo de la economía y de la riqueza nacional es imprescindible para la sostenibilidad de nuestro bienestar.
Pero también se trata de ser justos, de favorecer a los que trabajan, a los que se esfuerzan y se arriesgan. Se trata de retribuirlos, de favorecerlos para conseguir que generen riqueza. Se trata de conseguir una España más próspera, más culta, más desarrollada económica y culturalmente.
Pero también se trata de administrar bien los recursos con que contamos, de los impuestos que recaudamos, de ser eficientes y gastarlos con eficacia y no derrocharlos. Se trata de evitar el despilfarro y la corrupción, de evitar el gasto desmesurado e incontrolado, de evitar el gasto injusto. Se trata de evitar el gasto desmesurado en el mantenimiento de la burocracia política y administrativa y de la maraña de organismos creados para el amiguismo, el clientelismo y que en demasiados casos son fuente de corrupción.
Se trata de desenmascarar al populismo engañoso de la izquierda radical que promete y promete pero que al final solo nos empobrece. Que cada vez nos quiere más débiles, más dependientes, más controlados y sometidos. Más dominados.
De eso se trata. Esto es lo que hay que hacer, esto es lo que hay que contar, esto es lo que hay que divulgar.