Indudablemente, siempre se han contado mentiras, siempre ha habido calumnias, siempre se han utilizado los medios de comunicación para propagar ideas y noticias no del todo ciertas y falsas como medio de presión, chantaje o propaganda. Esto se ha usado de manera profusa como herramienta bélica, ya sea en las guerras cruentas como en la guerra fría. Y ahora también.
Internet ahora facilita las comunicaciones de manera extraordinaria. Los medios de comunicación que antes utilizaban papel, ahora pueden publicar sus noticias en tiempo real, con una profusión extraordinaria y a costes muy bajos. Y con un alcance mundial. Además, el acceso a este mercado de la comunicación se ha facilitado de tal manera que cualquiera puede crear una revista o periódico de noticias y ponerla en la red. Esto supone una tremenda revolución de la capacidad informativa. Las plataformas de redes sociales han puesto a disposición de toda la gente la comunicación. Cualquiera puede poner cualquier opinión, imagen, video e información, falsa o no, en todo o en parte.
Surgen así varios problemas. Uno es el de la localización del emisor de la noticia. Estará en un país, pero la noticia puede propagarse por todo el mundo. Las empresas o las personas estarán sujetas a la legislación del país en que residen, pero el dominio de la dirección web es universal. En este sentido se han desarrollado regulaciones a nivel internacional, europeo y a nivel nacional con el fin de que sean sujetas a las mismas.
Otro problema es el que resulta del anonimato de las direcciones de las redes sociales. La inmensa mayoría son seudónimos o nombres falsos que no se corresponden con el verdadero autor. Utilizan un antifaz para hablar y decir lo que quieren. Esto hace más fácil la creación de noticias falsas y la enorme propagación de insultos, calumnias, mentiras y engaños realizadas, no solamente por particulares, sino por organizaciones dedicadas a atacar a personas, empresas, instituciones, gobiernos, y partidos políticos mediante la difamación y la calumnia, generando un proceso acelerado de enfrentamiento y odio entre la gente.
Todo esto se solucionaría en parte si se exigiera que detrás de cada cuenta de Twitter, de Facebook, de Instagram, YouTube, etc. hubiera necesariamente un DNI o un NIF identificativo de la persona física o jurídica y la visualización de su nombre. La gente se haría responsable de lo que publica y trataría de asegurarse que lo que publica es cierto antes de hacerlo.
Pero ahora, no es que haya noticias que sean un bulo, es que la noticia es el bulo. El bulo, la “fake new”, es ahora la noticia. Y los propietarios de las plataformas de las redes se han dedicado a censurar las noticias. Y el problema no radica en la censura de las noticias falsas, sino que censuran aquellas noticias de opinión, aquellas opiniones que no están de acuerdo con su pensamiento político o su moral específica. Esto supone una traición al derecho de libre expresión e, incluso de libertad de cátedra. Se censura cualquier opinión que no se ajuste a la moral imperante de lo “políticamente correcto”. Han propagado la idea del bulo para justificar su censura, un arma mas en esta guerra “fría” contra las libertades en que nos encontramos.
Los mayores propagadores de bulos son los lobbies creados por las grandes corporaciones mundiales y los gobiernos no democráticos neocomunistas y teocráticos. Aunque no solo ellos. Como decía, el bulo, la mentira y el engaño son armas de la Guerra Fría que se está librando en el mundo contra las democracias liberales. Se está extendiendo una gran censura por las plataformas de las redes sociales contra aquellas opiniones que no comulgan con las ideas del globalismo progresista impulsado desde una izquierda cada vez más radicalizada.
La censura ya no solo se hace en las redes sociales sino también en los propios buscadores de internet que censuran noticias y dominios web y promocionan otras, a pesar de sus declaraciones de imparcialidad.
Además, las nuevas capacidades de acceso a grandes masas de información y su tratamiento mediante técnicas de análisis de datos (Big Data) e inteligencia artificial, van a suponer una enorme información, que será muy útil para la toma de decisiones en la mejora o el cuidado de la salud, pero también para el uso arbitrario de la misma, la ingeniería social, la manipulación y el control de las gentes. Como la energía nuclear, se podrá usar para el bien o para el mal de la humanidad. Y desgraciadamente hoy en día, estos conceptos son relativos.
Esta izquierda radical cree que lo que planifican otros (los que mandan) es lo que han de cumplir todos, en menoscabo del individuo y de su libertad, el bien más sagrado. Propugnan la “libertad social”, pero la libertad social es falsa si no existe la libertad individual. Buscan el fin de la propiedad privada y el equivalente a la sovietización mundial; el sometimiento y la esclavización de la gente en beneficio de la clase globalista dirigente.