El sector sanitario está sometido actualmente a multitud de fuerzas que impulsan una nueva concepción del mismo. Por un lado, la complejidad y continuada evolución de las técnicas aplicadas a la propia asistencia, las nuevas direcciones en la investigación y desarrollo, la revolución de la biotecnología, desarrollo de fármacos más eficientes, la medicina individualizada
y regenerativa, basadas en  la genómica, la proteómica y resto de las ciencias ómicas, nuevas tecnologías diagnósticas y
terapéuticas, etc. y el vertiginoso desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, hacen de la sanidad del siglo XXI una de las principales áreas con oportunidades de cambio. De otra parte, la creciente demanda social de una asistencia sanitaria continua y de calidad, unida al envejecimiento de la población y a la necesidad de controlar los presupuestos públicos,
constituyen elementos clave que condicionan su evolución.

Para poder optimizar las oportunidades que se presentan actualmente en el sector sanitario son necesarios algunos cambios conceptuales, como la integración de los sectores sanitario público y privado, hasta ahora actores prácticamente independientes; la necesidad de abrirse a otras actividades interrelacionadas (eliminando el autismo sectorial que ha caracterizado hasta ahora al sector sanitario); la eliminación del concepto Salud = Gasto (o bien, Beneficio Social), pero no
Económico/Rentable y la incorporación de la idea de sanidad como Motor de crecimiento y desarrollo socioeconómico, además de Bien necesario.

En esta nueva idea de la Sanidad es muy importante el papel de la Administración Sanitaria, vista hasta ahora como responsable solamente de la Red Pública, pero que ha de transformarse en impulsora de lo que se ha dado en denominar Cluster de Salud.

Un cluster es un modelo de organización, inicialmente empresarial, basado en la idea de que aquellas organizaciones interrelacionadas en un área limitada geográficamente (sea país, región o municipio) ejercen, gracias a su cercanía y competitividad, de motor de crecimiento económico para toda el área. El concepto de cluster se basa en la idea de que cuando las empresas de un sector (sea textil, salud, comunicaciones, transporte, educación, químico, etc.) en un ámbito geográfico determinado, que normalmente compiten entre sí, al mismo tiempo colaboran entre sí en alguna actividad, el sector en ese ámbito es globalmente más competitivo.

De esta manera, entendemos por “cluster” de salud al conjunto de organismos, empresas e instituciones que influyen en la salud de los ciudadanos: organismos oficiales, hospitales, centros de salud, sociedades científicas, universidades, farmacias,
centros académicos, empresas de equipamiento sanitario, laboratorios farmacéuticos, asociaciones de pacientes, etc.

Aún cuando los objetivos específicos de un cluster varían tanto en función de las entidades que lo integran como del área
geográfica en que se desarrolla, un cluster de salud ha de perseguir, como  objetivos generales, incrementar la capacidad
de Investigación, desarrollo e innovación de la región; promover un nuevo esquema industrial que facilite el desarrollo de  productos y la experimentación clínica; consolidar las relaciones ya existentes y crear nuevos vínculos entre los diversos actores
antes señalados; atraer, retener y fomentar la interacción del conocimiento y los mejores recursos humanos, mejorar la imagen de los servicios sanitarios y crear un entorno que fomente el desarrollo de empresas de derivados y de productos secundarios a partir de las ya existentes.

Durante los últimos años, varias Comunidades Autónomas están trabajando en la creación y el fortalecimiento de estos Clusters de Salud mediante la creación y apoyo a Parques Científicos y Tecnológicos apoyados por Fundaciones propias y estableciendo acuerdos de cooperación con otras Fundaciones y Asociaciones científicas y empresariales, siendo las más avanzadas Cataluña con la creación del Biocat, el País Vasco con Bioef o Madrid con la red Madrid Network que interrelaciona diversos clusters y
parques.

Parece claro que todas las Comunidades Autónomas están apostando en la medida de sus posibilidades en un esfuerzo a la innovación, apoyando la investigación y el desarrollo especialmente en Biotecnología, aun cuando las diferencias políticas de los
gobiernos de los Ayuntamientos, Universidades y Comunidades Autónomas no deberían ser un lastre en la formación natural de estos clusters, y de las iniciativas de las empresas e instituciones que lo forman.  No ha de olvidarse que el esfuerzo individual y el riesgo personal es siempre la base del progreso científico, económico y cultural.