Noche cerrada y negra,
oscura y fría. Sin olor,
sin luna, noche ciega,
sin estrellas,
sin su acogedor fulgor,
sin mellas.
Noche llena de negrura
donde la sombra es oscura
Sombras borrosas de arbustos
y árboles conforman el entorno.
Silencios y ruidos de sustos
sirven esa noche de adorno.
Al poco se extiende la niebla
que anuncia un húmedo alba,
como una gran telaraña
que hace ciega la mañana.
Y ante tanto abatimiento
que siente el alma ante ello
surge el valor que siento
buscando lo que es bello:
La quietud, la calma, el anhelo,
las formas imaginadas
ante la ausencia de cielo;
las figuras difuminadas
del amanecer incierto.
La vida interior, la calma
que siempre por dentro siento.