Pablo Iglesias no es más que un sicario del Chavismo. Él no fue a Venezuela a asesorar. Él y todos los que le acompañaron fueron a Venezuela a aprender. Podemos es una franquicia del Chavismo cuya génesis ha sido financiada por el Chavismo y por Iran a través de su canal en España Hispan Tv. Y todo lo demás es cuento.

Pablo Iglesias vio en el ofrecimiento de Chávez a través de Juan Carlos Monedero su gran oportunidad de desarrollar un movimiento comunista revolucionario en el que el fin justifica los medios, sean de la naturaleza que sean. Propaga el odio y la violencia. Le gustan las armas y propaga el incumplimiento de las leyes. Su estrategia es la mentira y el cinismo continuado y descarado. Como hizo Chávez para alcanzar el poder: mentir poniendo cara de santo y prometer lo que no podía cumplir (yo estaba entonces trabajando en Venezuela). Una estrategia comunista desde la época de Lenin.

Ahora, coincidiendo con el rechazo de Maduro a la Asamblea venezolana, desde la Puerta del Sol Pablo Iglesias cuestiona la legitimidad del parlamento español surgido de las urnas, arrogándose la adhesión del pueblo en las calles. Así conquistó el poder Lenin: asaltando la sede en el Palacio de Invierno del parlamento ruso democráticamente elegido. Pablo Iglesias solo quiere volver a la Segunda Republica y, si es necesario, a la guerra civil para alcanzar la revolución estalinista.

Es lamentable que haya gente que le siga, que haya gente que se deje engañar de esta manera. Es una pena que esta tropa se aproveche de las ilusiones de la gente mintiéndola; es una pena que este extremismo populista esté lastrando el crecimiento económico y dirigiendo a este país al desastre. Porque son los que les votan los que más sufren sus consecuencias y son los que les votan los que se encontrarían en la miseria si llegaran a alcanzar el poder.

Lo mismo que en Venezuela y mucho peor que en Grecia.
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