Pensando en ella he despertado
con sus ojos y labios soñando,
creyendo que estaba a mi lado.
Me erguí y miré hacia el campo
tras el cristal frío y helado
buscando su sombra lejana.
El blanco de los almendros
cubre los montes y retamas
que se ven desde la ventana
Campos blancos y grises
de un ocre desvaído
que anuncian un despertar,
un ansia de rebrotar,
que dejarán en el olvido
estos cortos días tristes.
Añoro los días lejanos,
voy en busca de sus besos
y las caricias de sus manos.