Sobre mí

Me llamo Ignacio Francisco José. Nací en León estando mi padre, piloto militar, destinado como profesor de aviación en el aeródromo militar de León. Mi padre era de Peñafiel y mi madre de Salamanca. Yo estudié y me crié básicamente en Salamanca y me he casado con una segoviana. Así que soy puro castellano-leonés. Sin embargo mi apellido, Para, es al parecer de origen polaco y tiene su mayor asentamiento en el sur de Polonia, en los Altos Alpes Franceses, y en los Estados Unidos y, curiosamente, en la isla norte de Nueva Zelanda. Este apellido se extendió a España durante el siglo XVII siendo relevante  principalmente en la provincia de Burgos y aledaños.

Estudié en las Carmelitas de Valladolid  y el bachillerato en los Maristas de Salamanca, con un  paréntesis de poco más de un año interno en un colegio en Santander de los Legionarios de Cristo. Fui feliz en Salamanca donde ejercí como tuno y como componente del coro universitario. Luego, tras un amago de iniciar Medicina, me fuí a Santiago a estudiar Económicas con la primera promoción de economistas de Galicia. Es un poco duro para un castellano, acostumbrado a amplios horizontes, estar encerrado entre montes, edificios de granito y lluvia constante, pero al cabo de cinco años era también gallego. Hice Económicas por descubrir las ciencias del comportamiento humano, la faceta económica me pareció trascendental y para cuyo conocimiento era necesaria ayuda.

Al terminar ya no regresé a Salamanca sino que fuí directamente a Madrid, donde resido desde entonces, donde nacieron mi hijos y donde han nacido mis nietas. En cuanto me puse a trabajar no dejé de viajar por toda España, principalmente a Barcelona, Bilbao y Sevilla. Aunque nunca fijé residencia allí, Barcelona debe ser, después de Madrid y Salamanca, la ciudad donde más tiempo he vivido. Ha habido mucha gente que me ha creido catalán, dentro y fuera de Cataluña. Luego mis viajes se extendieron por Europa y América. Viajé por toda América. En Latinoamérica me encontré siempre como en casa: Buenos Aires, Montevideo…

Mis pasiones fueron y son la Montaña, el Mar y la Música…. la Historia, el Pensamiento…el Arte. Descubrir la trascendencia de la existencia a través del sentido artístico de la vida.

Nunca me he dejado llevar por la multitud, nunca he sido gregario; no me ha gustado sentirme como un pájaro en una bandada o como un pez en un banco de peces. Tal vez me he perdido la emoción extrema del grupo, que grita hasta la extenuación, riendo y llorando entre el gentío. La catarsis de la masa. Lo más que he hecho es aplaudir o vitorear a una orquesta o un cantante en el Auditorio o en la Opera. Y prefiero un palco a la platea. Los actos de masas me agobian, tengan el carácter que tengan.

Siempre he preferido grupos reducidos, pequeñas reuniones en las que los asistentes no pierden su identidad entre el gentío de la masa sino que, al contrario, sirven para resaltar la individualidad de cada uno, bien sean estas reuniones artísticas, literarias, deportivas o profesionales.

Afortunadamente mi esposa siente y siempre ha sentido igual que yo. Y mi familia también, mis hijos y sus esposas y, supongo, así sentirán mis nietas. Siempre me he esforzado en poner en valor a cada uno de ellos, que sean ellos mismos, que sean independientes y libres. Como también lo hago con todos los que me rodean.

Prefiero ser yo, aún en soledad, que perder mi identidad, inmerso en la masa, en el gentío. Gentío físico o virtual. Pero esto no quiere decir que no necesite a los demás, sí los necesito, pero de manera individualizada, no al grupo, no a la masa sino a cada uno de los individuos que componen el grupo. Quiero que cada una de las personas que interaccionen conmigo lo hagan en un proceso de enriquecimiento mutuo, moral, intelectual, afectivo y en todos los órdenes. Porque lo que quiero para mí lo deseo también para los demás. Porque ¿que soy yo sin los demás?: Nada. Y cuanto mejores sean los que me rodean más valor me aportan.

Las personas son grandes, son ellas mismas, cuando son individuales.

EL APELLIDO PARA

La rama Para más antigua está en Polonia, donde el apellido podría ser explicado por la palabra «para» (niebla, vapor), o eventualmente por otro «para» (par, pareja) o el título nobiliario Par francés. Hay 2.121 personas en Polonia que llevan el apellido Para. En Francia, el apellido Para se haya sobre todo en los Hautes-Alpes, donde hay evidencia de varios siglos. En Francia hay 1.889 personas que llevan el apellido Para. Hay también una rama Para en el norte de Italia, sobre todo en el Piamonte, donde el sentido debería ser el mismo, o incluso en Romagna.

En España hay 507 personas con el apellido Para. La mayoría nacidos en Álava, Burgos y Valladolid. Los primeros Para conocidos en España aparecieron a finales del siglo XVII. Existe también un lugar llamado Para al norte de la provincia de Burgos, al oeste de Espinosa de los Monteros.

El apellido Para está extendido en Estados Unidos (en el registro de Nueva York del siglo XVIII) está registrado el primer Para, Josep Para) y donde más apellidos Para hay en el mundo es, por este orden: Polonia, Francia, Nueva Zelanda, España, Italia y Estados Unidos.

http://www.nom-famille.com/nom-para.html

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