Quien afanoso la salud procura
y no quiere pronto o tarde perderla
tiene que fomentarla y protegerla
y de esta manera evitar la cura.
El médico con sincera vocación
al dolor siempre ha de adelantarse
negando a la enfermedad la ocasión
de en el cuerpo del paciente infiltrarse.
La detección precoz y la prevención
se vuelven las armas más importantes
a las que prestar la máxima atención.
También curar pronto y cuanto antes
es de entre todas la mejor opción
que tienen los médicos practicantes.
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