Finalizadas en diciembre de 2001 las transferencias en la gestión sanitaria la Comunidades Autónomas, el Real Decreto 840/2002 de 2 de agosto consideraba imprescindible la adaptación del Instituto Nacional de la Salud (Insalud) en una entidad de menor dimensión, pero conservando la misma personalidad jurídica y naturaleza de entidad gestora de la Seguridad Social y las funciones de gestión de los derechos y obligaciones del Insalud. Esta entidad, que pasó a denominarse Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), se ocupa de las prestaciones sanitarias en el ámbito territorial de las Ciudades de Ceuta y Melilla, cuyas transferencias no se efectuaron, y de la realización de cuantas otras actividades sean necesarias para el normal funcionamiento de sus servicios. Bajo este epígrafe se entendía la realización de los procesos de liquidación de los derechos y deberes del antiguo Insalud en relación con las actividades desarrolladas antes de las transferencias. Hoy en día su actividad ha quedado relegada casi exclusivamente a la gestión de la prestación sanitaria en Ceuta y Melilla, la gestión del Centro Nacional de Dosimetría de Valencia y a la representación, como heredero del Insalud, en algunas instituciones internacionales.
La permanencia del Ingesa no debería justificarse únicamente por la gestión de Ceuta y Melilla. Creo que ha llegado el momento en transformarlo darle un nuevo sentido, en continuidad con su función como heredero del Insalud. Desde el Ingesa se podría desarrollar una labor de estudio de las diferentes fórmulas de gestión sanitaria emprendidas en el marco de los Servicios Autonómicos de Salud del Sistema Nacional de Salud. El Ingesa podría ser el marco de reunión y de trabajo técnico de los directores de los Servicios Regionales de Salud en el que se intercambiara experiencias de gestión y se elaboraran directrices de buenas prácticas referentes a organización y procesos de gestión en las Áreas de Salud, Hospitales y Centros Asistenciales. En este contexto se estudiarían los logros alcanzados por los hospitales en la organización y gestión de los mismos, en las inversiones, la gestión clínica, recursos humanos, compras, tecnologías y sistemas de información y comunicación.
Otra posible función a desarrollar sería la de evaluación y calificación de los hospitales (algo parecido a los de los “Ten tops” o “Best in Class” pero desde dentro del propio SNS y con otros parámetros. El trabajo se desarrollaría en coordinación con el Instituto de Información Sanitaria del Ministerio de Sanidad. El Ingesa sería, por tanto, el medio por el que se aprovecharían las mejores prácticas de gestión sanitaria y asistencial, con el fin de ponerlas a disposición del Consejo Interterritorial y ofrecerlas al conjunto de organizaciones del SNS.
El Ingesa sería el representante del Ministerio ante las asociaciones privadas de directivos y centros sanitarios como Sedisa, Adiges, Adap, Oehss, Idis, etc. dada la importancia de mantener una interlocución fluida y fructífera con la sociedad civil también en relación con la gestión sanitaria.
El Ingesa sería también el representante del Ministerio ante organizaciones afines europeas e internacionales con el fin de identificar las mejores prácticas internacionales y colaborar con estas organizaciones en su aplicación, especialmente en relación con los miembros de la Unión Europea y los países iberoamericanos.
Opcionalmente, a este Instituto se podrían trasferir la Escuela Nacional de Sanidad que debería absorber a la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, quedando el ISCIII dedicado plenamente a la investigación como un Instituto de Investigación en Salud Carlos III.