Una nebulosa cubre mi destino
con claros de luces entremetidos
mientras camino sin rumbo y sin tino
atendiendo con todos mis sentidos.
Solo cuando tranquilamente escribo
me quedo libre, agusto y tranquilo,
y es cuando en paz y libremente sueño
en esto y aquello en lo que me empeño.
Con la vista y en oído aguzado,
con la voluntad a recibir dispuesta
y sabiendo guardar lo ya alcanzado.
Con la niebla aclarada al sol expuesta,
el rumbo marcado firme y esforzado,
voluntad alerta y la dicha puesta.
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