Madurez innovadora

Existe en nuestra sociedad la sensación de que la innovación positiva sólo procede de la juventud. Craso error. Con la edad se adquiere mayor conocimiento y experiencia y el asentamiento y maduración de las ideas. Con la perspectiva y serenidad que da la edad se es más objetivo e independiente. Se es más imaginativo y creativo pues el conocimiento y la experiencia potencian la capacidad de innovación.

Son las ideas maduradas por la experiencia las que dan lugar a la innovación creadora y positiva. Porque también se puede innovar negativamente, irresposablemente. El mundo está lleno de ejemplos de innovaciones negativas que han creado muchos problemas y sufrimientos a la humanidad.

Los políticos jóvenes tienen el valor del empuje vital. Son más idealistas pero también más oportunistas y la necesidad y ambición personal condiciona sus actos. Por otra parte, hay mayores que viven anclados, aferrados a un pasado ante la incertidumbre de su presente. Al igual que hay jóvenes que se dejan llevar por ideales del pasado, que nos llevaron a guerras y sufrimientos; jóvenes que no son capaces de pararse a considerar las experiencias pasadas por esas ideas que les arrastran.

Renovar no quiere decir necesariamente rejuvenecer la edad de los dirigentes. Lo que hay que renovar, lo que hay que rejuvenecer, son las ideas no las personas, aunque a veces una cosa vaya unida a la otra. No hay límite de edad para renovar las ideas y rejuvenecer el espíritu.

En nuestro país hay muchas personas mayores, con experiencia, que ha renovado sus ideas antiguas, de  derechas o de izquierdas, que han superado ese enmarcamiento que encorseta las ideas de los librepensadores, y que pueden enriquecer la vida política y social de nuestro país. Y hacia allí hemos de dirigirnos, jóvenes y adultos con pensamientos maduros, enriquecidos por la experiencia propia o ajena.

Prescindir de ese conocimiento, esa experiencia y esa sensatez que da la maduración de las ideas y la digestión de las experiencias es una insensatez.

La innovación se fundamenta en la experiencia y en la libertad de pensamiento; en la madurez y en el genio creador que aparece cuando se libera el pensamiento. La innovación en la Ciencia, en la Política, en la Economía, en la Cultura, en todas las actividades del hombre. Sin experiencia madurada es casi imposible innovar y, sin libertad de pensamiento, si no somos capaces de quitarnos el encorsetamiento de las convenciones políticas y sociales, no podremos innovar. Seguiremos dando círculos a lo mismo, en un círculo vicioso que nos arrastrará a nuestra perdición.

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