Estamos en una sociedad en que la gente que sobresale se avergüenza de manifestar lo que se es. Se avergüenza el militar de salir a la calle con uniforme, se avergüenza el cura de salir con sotana, el fraile con hábito, incluso con el más mínimo distintivo.
Parece que nos da vergüenza o tal vez miedo lucir nuestros atributos ante los demás. Tenemos que mimetizarnos con la masa, pasar inadvertidos. Parece como si ser diferente, fuera pecado. Hay que ocultar lo que somos y sólo manifestarlo cuando estamos en la iglesia, en el cuartel, en el juzgado, en el hospital…
Fuera, en la calle, a camuflarse de masa. ¿O es que eso es lo que de verdad somos?
La masa ha ganado su revolución.
El imperio del camuflaje
Escrito por Ignacio Para Rodríguez-Santana el septiembre 23rd, 2014