Hay personas que, aún conociendo perfectamente cuales son los hábitos perniciosos para la salud – es el caso de ciertos médicos, por ejemplo – siguen fumando, siguen obesos, sedentarios, mal comiendo, bebiendo en exceso, mal durmiendo y sujetos a un estrés continuo.
Hace falta algo más que educación. Hace falta crear una conciencia social que ademas rechace las conductas no saludables; una política de urbanidad e higiene que valore y distinga a aquellos que mantienen los hábitos saludables y una política sanitaria que induzca al buen comportamiento saludable.
Una política laboral que premie y distingan a las empresas que promuevan y contemplen en su gestión del personal los hábitos y conductas saludables.
La prevención de las enfermedades debido a los buenos hábitos y comportamientos es la acción más efectiva para aumentar la esperanza de vida útil y para la sostenibilidad económica de las prestaciones públicas en salud.
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