Nos consuela pensar que se acordarán
de nosotros
cuando muramos.
¿Qué dirán, si dicen algo?
Pero si ya no existiremos ¿De qué nos valdrá?
Sólo existiremos en la memoria
de los otros.
Pero no sabremos más que lo que ahora sepamos
o creamos
que va a pasar
después
de que nos hayamos ido.